Nuevos hábitos alimentarios
Es importante que niños y adolescentes aprendan a desayunar de otra manera, dejando de lado gaseosas y alimentos salados perjudiciales para su salud
De acuerdo con trabajos realizados por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), que dirige el doctor Esteban Carmuega, se ha podido establecer un incremento de casos de obesidad en la infancia y adolescencia en nuestro país. Esa condición no supone solamente aumento de peso, sino de la masa de grasa corporal lo que constituye un factor de riesgo, pues acrece la probabilidad de contraer otras enfermedades. En cifras estadísticas, la obesidad se presenta en el 10 por ciento de los preescolares y en el 18% de los escolares. El conocimiento de esa realidad perjudicial para los chicos, biológica y psicológicamente, exige el cambio de hábitos alimentarios y de estilo de vida.
Ya en 2007, una encuesta de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas permitió establecer que los malos hábitos de sustento para la salud se decantan temprano y no por falta de recursos en las familias. En efecto, muchos niños ingieren a la hora del desayuno gaseosas y chizitos. Las razones: desconocimiento de los perjuicios que estas conductas ocasionan, falta de tiempo, por retraso al levantarse, etc. Una nueva encuesta emprendida en 2009 por la misma asociación pudo confirmar que el 90% de los chicos se desayuna mal.
Por ese motivo el Ministerio de Salud Pública nacional ha recomendado reforzar el desayuno de los niños y adolescentes ya que es bien sabido -aunque también olvidado, según se observa que el desayuno incide en la actividad que se despliega diariamente, pero sobre todo en la mañana, por lo cual es tan importante para los escolares diurnos ingerir un desayuno compuesto de leche o yogur, una fruta o jugo de frutas, una rebanada de pan con queso. La cuota de energía indispensable para cumplir bien las actividades diarias, depende de una ingesta adecuada.
La información acerca de la chocante realidad del mal desayuno movió a las autoridades de Salud Pública de San Isidro a desarrollar un programa que enseñara buenos hábitos de alimentación a los chicos a través del juego. Se puso en marcha así una "ludoteca nutricional", como se la llamó, un trabajo en red con la coordinación de las licenciadas Encarnación Moreno y Luciana Pollerini, en el cual se planificaron 38 juegos y obras de teatro educacional propuestos por estudiantes que realizan prácticas en el Hospital Central de San Isidro. Los primeros logros han sido alentadores, ya que 3000 chicos en edad preescolar aprendieron a desayunar mejor, mientras practicaban un juego.
La formación de hábitos positivos de alimentación no se agota, desde luego, con la experiencia citada, pero abre un camino favorable para decantarlos y aprender a evitar los excesos de comidas saladas o dulces, el abuso de embutidos, los jugos azucarados en demasía, el agua con gas, las dietas con grasas. A la vez, importa desarrollar hábitos saludables en las cuatro comidas diarias, sin atender la TV mientras se come, cuidando de elegir alimentos saludables de bajas calorías y manteniendo actividad física regularmente.