Que estalle la paz
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Hace 22 años, el entonces cardenal Jorge Bergoglio plantaba en la Plaza de Mayo un olivo como símbolo de paz, solidaridad y respeto entre los pueblos; uno de los 460 árboles históricos de la ciudad. La idea surgió luego de que Juan Pablo II plantara un olivo en Tierra Santa junto a jóvenes palestinos y judíos, como símbolo del esfuerzo por la paz.
El año pasado, con la leyenda “Olivo del papa Francisco”, se repuso allí la placa que había sido vandalizada. En ocasión de la guerra de Irak, jóvenes católicos, judíos, musulmanes y evangélicos instalaron a sus pies una carpa por la paz, acompañados por Bergoglio, convocando a rezar.
Ayer, inspirados en la convocatoria del papa Francisco, jóvenes de cientos de ciudades del mundo con sedes de la fundación pontificia Scholas Occurrentes invitaron a sus pares a unirse en una oración interreligiosa por la paz en Ucrania. En Buenos Aires, fue en torno al referido olivo donde se montó una carpa que va a quedar toda la semana para generar un espacio de diálogo y reflexión.
Cuando el mundo nos duele, cuando la división nos atraviesa y las noticias nos abruman, es buen momento para unirnos y elevar los ojos al cielo.
La pedagoga italiana María Montessori, quien revolucionó los parámetros educativos, afirmaba: “Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz”.
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