Tejiendo nuevas vidas
Difundir y revalorizar desarrollos como el de los grandes tejedores populares es apostar a la capacidad creativa de un presente que rescata las raíces más profundas
La riqueza cultural de la Argentina profunda permanece ignorada para muchos de los que habitamos los grandes centros urbanos. Cantera inagotable de expresiones artísticas autóctonas, afortunadamente hay quienes se dedican a acercarnos este valioso acervo. La ONG Adobe (www.asociacionadobe.com) persigue la creación de más oportunidades y mejores condiciones de vida para los pobladores rurales del monte santiagueño a fin de favorecer su arraigo, robustecer su identidad cultural y acrecentar sus magros ingresos. Su nombre no es casual y refiere al noble material que da cobijo a los habitantes del monte.
Los fondos provienen de particulares y empresas o actividades comerciales como Spazio Sumampa (www.spaziosumampa.com.ar), una galería de arte textil ubicada en Arévalo 2976, en la zona de Las Cañitas, en Palermo, cara visible del proyecto y lugar donde tejedoras e hilanderas de la provincia de Santiago del Estero exponen y comercializan artesanías que conjugan exitosamente el hacer tradicional con el diseño contemporáneo. Aunando una vez más la tradición con las modernas técnicas de comercio justo y de venta por Internet, los productos cruzan exitosamente las fronteras para llegar a Australia, Londres o Nueva York, además de contar con un local propio en la ciudad de Milán, Italia.
En estos días se presentó el libro "Tejiendo una nueva vida", valioso aporte dirigido a facilitar la autonomía de las tejedoras. A través de relatos, fotos y testimonios, reseña un recorrido que comenzó hace décadas en una publicación anterior, Un Arte Escondido; edición cuyo título señalaba ya una ruta para desandar el olvido en el que laboriosamente se desarrollan tantas mujeres de nuestro interior. Las últimas etapas fueron obra de un emprendimiento ejemplar liderado por Andreina B. de Rocca, que comprendió al grupo de las Huarmi Sachamanta, nombre con el que se identifica a las mujeres teleras del monte, verdadero ejemplo de una ética laboral y social que genera responsabilidad y valorización del propio trabajo con fuerte vínculo de pertenencia a la organización.
En términos institucionales, la acción educativa de Adobe involucra diversos actores que debieron mejorar las condiciones de vida de las artesanas para promover la producción. Se crearon acueductos, se privilegió la llegada de la luz, se les brindó tanto educación como acceso a la salud, todo en un marco de respeto a la espiritualidad propia del lugar. De hecho, se construyó para ello una capilla en honor a la Virgen Niña en el paraje Quimili Paso.
¿Qué es lo que debiéramos rescatar de aquella tradición textil ancestral? El tejido es como una estela narrativa. Trasvasar aquella cultura del monte para adaptarla a la modernidad no es sencillo. El mayor desafío que enfrentan las mujeres artesanas es el desarraigo frente a la pregunta que inmortalizó Bernardo Canal Feijoo referida a cómo armonizar la colcha de la cama jardín con todo lo que esta significaba para el tejedor santiagueño, hasta transformarla conceptualmente en un tapiz o en una alfombra. Porque aquellas viejas colchas eran una representación simbólica del mundo que se dejaba atrás. Era tradición arraigada entre las tejedoras que todo aquel que partía lejos de su tierra, debía llevar una colcha, tejida por su madre, su novia o su hermana. Esa manta se convertía, pues, en un espacio único de luz, rincón de flores, abrazo de los suyos mientras se estaba lejos de la propia tierra, como forma de asirse fuertemente a la identidad.
Especial atención merece la capacitación en relación con la calidad de las materias primas para lo cual el proyecto de Adobe incluye un protocolo de perfección del hilado y enseñanza de técnicas de diseño y de teñido natural en una Escuela de Artes y oficios que apuesta a la transmisión hereditaria de los saberes populares.
Otra iniciativa propone reconstruir un paisaje y hacerlo sustentable en una extensión de casi dos mil hectáreas, habitadas por treinta familias que promueven una agricultura sin devastación. Gracias a alianzas con la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago del Estero, este campo se ha convertido en un auténtico banco genético propio del árido argentino dedicado a reconstruir el bosque seco.
Merece destacarse que este año Adobe ha recibido un reconocimiento como mejor proyecto en América latina en la cuarta edición de los Premios en Sustentabilidad de Productos de Lujo y Premium (IE Business School, Madrid) que se sumó al otorgado por las Naciones Unidas a la investigadora del Conicet Viviana Bila, cuyo grupo de trabajo con las vicuñas en Jujuy ha logrado recrear un espíritu muy acorde a cómo se trabajaba en épocas del Incario: no matándolas, sino esquilándolas, preservando así las reservas de la especie.
El pasado y el presente se complementan. Esta dualidad debe potenciar hoy el rescate y mejor desarrollo de culturas arraigadas en el interior, amenazadas por los improductivos Planes Trabajar que atentan contra el valor del esfuerzo y del trabajo. Debe también interpelarnos sobre cómo rescatar, cuidar y promover una tradición de siglos que no podemos perder y que nos convoca a honrar nuestro patrimonio natural y cultural en la persona de los pobladores de la tierra. Difundir y revalorizar desarrollos como el de los grandes tejedores populares es apostar a la capacidad creativa de un presente que no se agota en los límites urbanos y que puede abrevar inagotablemente en un pasado tan rico como inexplotado y ligado a una identidad cultural que jamás podrá prescindir de sus auténticas raíces.