Tiempo perdido
El fracaso de las fuerzas políticas en formar un gobierno estable tiene unos costes muy elevados para la sociedad española que de ninguna forma pueden ser minimizados y, mucho menos, olvidados. Sin un gobierno estable y viable al menos desde la moción de censura, con los españoles convocados a unas nuevas elecciones por cuarta vez durante los últimos cuatro años, las reformas pendientes se acumulan y los problemas económicos de fondo no solo siguen sin resolverse, sino que el empeoramiento de la situación política y económica global tiende a agravarlos.
España se enfrenta de forma inmediata a una desaceleración económica, que se manifestará con crudeza a partir de 2020 y a las consecuencias de un Brexit incontrolado que exigirá una administración fuerte y organizada. Sin gobierno, la respuesta posible a estos desafíos inmediatos no tendrá la contundencia ni la precisión debidas.
Quedan otros seis meses al menos de incertidumbre política y de parálisis en la gestión económica. Desde el final de la recesión, que podría situarse aproximadamente entre mediados y finales de 2015, se abrió un período idóneo para pensar y aprobar los cambios políticos, económicos y sociales que España necesita. Ese período llegará a su fin cuando en 2020 arrecie la desaceleración de la economía. España ha dilapidado cinco años cruciales, pero todavía estará en condiciones de reaccionar si los ciudadanos acuden a votar en la inmediata convocatoria, sabiendo qué está en juego.