Nueva Europa
Los resultados de las elecciones europeas celebradas durante los últimos días en los países miembros de la Unión confirman el retroceso de las familias políticas tradicionales en el conjunto de la Eurocámara. Populares y socialdemócratas han cedido espacio a una constelación de fuerzas heterogéneas, entre las que cabe destacar el avance de los liberales y el sustancial crecimiento de los verdes, gracias a los resultados obtenidos por esta fuerza en Alemania y Francia. La ultraderecha coordinada por Matteo Salvini, por su parte, ha quedado a distancia de los pronósticos en el conjunto de la Unión por más que haya obtenido la victoria en Italia.
Es en clave interna y no solo europea como cabe interpretar los resultados del Reino Unido, donde la errática gestión del Brexit terminó provocando la caída de Theresa May. Lo mismo se puede decir de Francia, aún bajo la conmoción de la revuelta de los chalecos amarillos, que ha capitalizado la ultraderecha de Marine Le Pen.
La nueva composición del Parlamento de Estrasburgo dificulta el modelo de seguir vinculando la suerte de la integración a la del eje francoalemán. La fragmentación apunta hacia la necesidad de una Cámara que cumpla las funciones para las que ha sido elegida, cada vez más obligada a la negociación para conformar mayorías. Es en este nuevo y obligado proceder donde el resultado de las elecciones europeas ofrece a España una capacidad de iniciativa que no puede desaprovechar.