Acorralado, Olmert renuncia a su cargo
Dijo que se retirará en septiembre, cuando su partido celebre elecciones internas; enfrenta varias acusaciones de corrupción
lanacionarJERUSALEN.- Después de meses de creciente presión política, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, anunció ayer que dejará su cargo en septiembre próximo, en medio de las investigaciones por corrupción en su contra y las luchas dentro de su partido, Kadima, para apartarlo del poder.
En una dramática comparecencia ante la prensa, convocada por sorpresa en su residencia en Jerusalén, Olmert dijo que no se presentará a las elecciones primarias en su partido, Kadima, el próximo 17 de septiembre, y que renunciará también a la jefatura de gobierno después de que la agrupación elija a un nuevo presidente.
"He decidido que no concurriré a las elecciones primarias de Kadima, ni intervendré en las elecciones. Cuando se elija a un nuevo presidente [de Kadima], renunciaré como primer ministro para permitir que se forme un nuevo gobierno de manera rápida y efectiva", dijo Olmert, que asumió la jefatura de gobierno en enero de 2006, después del infarto cerebral sufrido por el entonces premier Ariel Sharon.
Con su anuncio, el premier cumplió con una exigencia de su principal socio en la coalición, el Partido Laborista del ministro de Defensa y ex primer ministro Ehud Barak, que se mostró dispuesto a permanecer en el gobierno a cambio de que Kadima reelija a su cúpula directiva. También parece haber despejado el camino a su actual canciller, Tzipi Livni, favorita para quedarse con el triunfo en las primarias del partido y para conformar lo que ella ya anunció como "un gobierno de unidad nacional".
Así, Olmert evitará la convocatoria a elecciones anticipadas, en las que, según las encuestas, ganaría el líder opositor derechista Benjamin Netanyahu, un crítico implacable de las negociaciones de paz que ha mantenido el premier con sirios y palestinos.
Olmert ha estado bajo investigación en los últimos meses por haber cometido supuestos actos de corrupción durante su gestión como alcalde de Jerusalén (entre 1993 y 2003) y como ministro de Comercio e Industria de Sharon (entre 2003 y 2005). El político de 62 años está sospechado de haber aceptado a lo largo de 15 años unos 150.000 dólares en efectivo del empresario estadounidense Morris Talansky para pagar sus vacaciones y realizar compras suntuarias.
El premier, que mañana sería interrogado por cuarta vez por la policía, también está siendo investigado por fraude a gran escala con fondos otorgados para viajes oficiales. "Tengo amplias y satisfactorias respuestas a todas las acusaciones", dijo ayer Olmert.
"Investigar es el deber de la policía y el de la fiscalía instruir a la policía -sentenció-. El primer ministro no está por encima de la ley, pero tampoco por debajo."
Las denuncias habían ocasionado múltiples pedidos de renuncia desde la oposición y también de miembros de Kadima, el propio partido del premier, que afirmaban que la permanencia de Olmert en el cargo podía ocasionar un desastre electoral en el futuro.
Por eso, muchos analistas esperaban el anuncio de ayer, que parece poner fin a la carrera política de Olmert.
La guerra del Líbano
En realidad, los cuestionamientos a Olmert no comenzaron con el escándalo de los supuestos sobornos, que salió a la luz en mayo pasado.
"Desde el primer día en mi oficina fui forzado a esquivar ataques maliciosos, incluso cuando trataba decisiones de peso que afectan a la seguridad y la existencia de Israel", dijo Olmert, en alusión a las críticas a su gestión del conflicto con la milicia libanesa Hezbollah en el verano de 2006.
Esas críticas fueron fogoneadas por un informe oficial que afirmaba que el premier había fracasado estrepitosamente en la gestión de esa contienda.
Después se añadieron las que surgieron por las cinco investigaciones que se le siguen por corrupción, que contribuyeron a cavar su tumba política al crear una imagen de líder corrupto dispuesto a todo por seguir en el cargo, pese a que nunca resultó imputado.
Tanto es así que una encuesta del canal 10 israelí difundida tras el anuncio de Olmert muestra que un 77% de los israelíes está descontento con la gestión del premier israelí.
Ahora, la principal incógnita es la influencia que este anuncio de dimisión tendrá en las negociaciones de paz que Israel mantiene en paralelo con Siria y los palestinos.
Olmert dijo que en el tiempo que le queda de gobierno seguirá trabajando para lograr la paz con sus vecinos. Tampoco habría cambios de peso si Livni, que dirige las negociaciones con los palestinos, asume en su lugar.
Estados Unidos, tradicional aliado de Israel, minimizó el impacto de la renuncia de Olmert. "Estamos dispuestos a trabajar con cualquier funcionario israelí en el gobierno", dijo el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, reaccionó de manera similar. Según dijo uno de sus voceros, "trabajará" con cualquier jefe de gobierno israelí y manifestó que la decisión de Olmert es- "un asunto interno israelí".