Al-Kassar fue detenido en Madrid
MADRID.- El traficante de armas sirio Monzer al-Kassar fue arrestado ayer en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, en virtud de una orden de captura emitida por Estados Unidos, que, entre otros cargos, lo acusa de proveer armas a la guerrilla colombiana.
Al-Kassar es reclamado por un tribunal de Nueva York por el cargo de conspiración para proporcionar ayuda y proveer de armas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Otros cargos que se le imputan son conspiración para matar a ciudadanos norteamericanos, conspiración para matar a oficiales de ese país y conspiración para usar y adquirir misiles antiaéreos y lavado de dinero.
El fiscal de distrito de Nueva York, Michael García, explicó que la detención de Al-Kassar fue el desenlace de una operación lanzada el año pasado por Estados Unidos, en la que utilizó informantes de la DEA, la agencia antridrogas norteamericana.
Según el fiscal, Al-Kassar quería venderles a las FARC miles de fusiles automáticos, millones de municiones, lanzacohetes y misiles tierra-aire por un total que él mismo evaluó entre 8 y 10 millones de dólares.
La administradora de la DEA, Kate Tandy, agregó que el sirio "comanda un imperio global de municiones, armando y financiando insurgentes y terroristas en todo el mundo, particularmente aquellos que desean lastimar estadounidenses".
El acusado negó ante el juez todas las imputaciones, entre ellas la de tráfico de armas a Colombia, sobre lo cual dijo que se trató de un negocio legal de armamento, realizado con Guatemala.
Antes del arresto, la policía allanó su domicilio de Marbella y encontró en su interior a once personas, entre miembros del servicio y de la seguridad de Al-Kassar.
Ahora se abre un plazo de 40 días para que Estados Unidos presente formalmente su demanda de extradición de Al-Kassar. Las autoridades estadounidenses agradecieron a las españolas la "magnífica cooperación" que permitió el arresto del traficante.
Oscuros antecedentes
En el amplio historial de Al-Kassar destaca la acusación de tráfico de drogas en cinco países europeos.
Fue expulsado de Francia, Alemania e Italia; estuvo procesado en Dinamarca y Suiza, y se lo declaró persona non grata en Estados Unidos, Canadá y Austria.
España intentó expulsarlo del país en 1987 por considerar que comprometía la seguridad del Estado y empañaba las relaciones con otros países en los que el sirio tenía cuentas pendientes con la Justicia.
No obstante, los tribunales españoles dictaminaron que no había motivos para expulsarlo, y posteriormente, cuando en agosto de ese año Al-Kassar abandonó el país, el gobierno español dictó una orden para prohibir su entrada durante tres años.
En 1991, cumplido este plazo, volvió a España con pasaporte argentino, y el gobierno tuvo que concederle la tarjeta de residencia porque su documentación era legal. En la Argentina había conseguido, un año antes, los documentos en tiempo récord, por lo cual aún tiene una causa judicial pendiente.
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