Alemania no pierde el tiempo y ya hace negocios en Teherán
TEHERÁN.- Apenas una semana después de que el Grupo 5+1 e Irán acordaran una solución a la cuestión nuclear que habilita el regreso de Teherán a los mercados internacionales, Alemania arrancó ayer sin disimulo y con toda su artillería pesada el asalto a la economía persa.
Cuando aún no está seca la tinta del acuerdo de Viena, una delegación de funcionarios y empresarios alemanes encabezada por el vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, llegó a Teherán para reabrir las relaciones bilaterales.
La visita alemana constituye la vanguardia de una auténtica invasión de ministros y representantes económicos europeos que tienen previsto visitar el país asiático en los próximos meses para preparar el camino y tratar de seducir a las autoridades iraníes de las bondades de sus propuestas para invertir en Irán y aprovecharse de sus prometedoras perspectivas económicas.
Gabriel -que llegó acompañado por 60 empresarios, entre ellos responsables de empresas como Siemens, Volkswagen, Daimler, BASF o la energética Linde- tiene la intención de reactivar las relaciones comerciales entre ambos países, muy activas e intensas en el pasado.
Otro aspecto de la visita, a juzgar por el tenor de los primeros encuentros que mantuvo, es buscar la entrada de capitales y tecnología alemanes en un sector estratégico para ambos países: la energía.
Con una de las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, el fin de las sanciones que impedían su desarrollo abrirá un amplio campo para inversiones y una nueva, confiable y amplia fuente de suministro para países como Alemania, preocupado por los crecientes conflictos con Rusia, el principal proveedor.
El primer encuentro de Gabriel fue precisamente con el ministro de Petróleo iraní, Bijan Zangene, que tranquilizó a sus visitantes al afirmar en una conferencia de prensa conjunta que "Alemania es un socio confiable para Irán" y que su país "se siente responsable por la seguridad energética del mundo".
"Sector petroquímico, refinerías, almacenamiento, desarrollo de nuevas energías: esos son proyectos en los que empresas alemanas podrán participar", dijo el ministro.
Gabriel, por su parte, señaló que el interés alemán es "probar" que el acuerdo nuclear sí tendrá un impacto directo en la cooperación económica que redundará en la "vida y prosperidad de las personas, y llevará a una explosión de negocios".
La idea alemana es poder expandir el comercio bilateral, que llegó a los 3000 millones de euros en 2014, a unos 7000 millones para 2016.
Los alemanes, que desde hace meses se vienen preparando para regresar a Irán tras el fin de las sanciones, tienen en Teherán una de las mayores embajadas acreditadas en la república islámica, con casi la mitad de sus funcionarios dedicados a temas comerciales o económicos.
Tras los alemanes se espera que lleguen a Irán delegaciones de alto rango, entre ellas una española, interesada en el sector de la infraestructura ferroviaria, incluido el subte.
Se espera que países como Francia o Austria también envíen a sus ministros a Irán en ese período, mientras que Suecia mandará una delegación comercial en otoño e Italia también prepara una visita de alto nivel a Teherán.
El canciller suizo, Yves Rossier, se adelantó incluso a Gabriel y ayer concluyó una visita al país.
Álvaro Mellizo
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