La categórica victoria del movimiento integrista islámico Hamas en las elecciones parlamentarias palestinas ha sorprendido, por su magnitud, a los israelíes, que ven ahora a uno de sus peores enemigos como futuro gobierno de su vecino más inmediato.
Israel no negociará con Hamas, dicen repetidamente tanto el primer ministro israelí en funciones Ehud Olmert, como la canciller Tsipi Livni y otras figuras oficiales que hoy se reúnen para evaluar oficialmente la nueva situación.
"Es una organización terrorista que llama en su Carta constitutiva a destruir al Estado de Israel. Una organización responsable de numerosos atentados contra la población civil israelí", resumen los voceros oficiales.
El rechazo de Hamas por parte de Israel es absoluto.
Pero se refiere al Hamas conocido hasta hoy, al de línea radical, extremista, en favor de la violencia y los atentados suicidas.
De hecho, no se cierra la puerta a la posibilidad de un cambio si Hamas adopta una línea distinta y reconoce a Israel, más que nada porque ahora no podrá limitarse a criticar al gobierno sino que tendrá que hallar respuestas concretas a los problemas palestinos.
La Hoja de Ruta
En estos momentos parece imposible concebir una reanudación del proceso de paz.
A menos que surja algún imprevisto, el plan de paz conocido como "hoja de ruta" está muerto.
Su primer punto era la exigencia presentada a la Autoridad Nacional Palestina de desmantelar la infraestructura armada de los grupos radicales palestinos responsables de atentados, entre ellos, Hamas.
La posición oficial de Hamas es opuesta a la existencia misma de Israel.
La organización considera que también el territorio soberano de Israel -el fundado en 1948- es territorio ocupado que debería ser parte de la nación islámica.
Pero en los últimos tiempos diferentes figuras de la organización dieron a entender que podría aceptarse, como término medio temporal, un estado palestino en las fronteras de 1967. Es decir, todo Cisjordania y Gaza.
Pero aún así, lo máximo que darían a cambio no sería paz sino una tregua a largo plazo.
Por ahora, nada
Pero Israel es categórico: no puede haber términos medios que permitan que Hamas tenga un pie en el gobierno y otro en el terrorismo.
Inclusive en la izquierda israelí la posición sobre este aspecto es terminante.
Ami Ayalon, ex jefe del Servicio de Seguridad, considerado candidato a Ministro de Defensa en caso de que el partido laborista de Amir Peretz forme el gobierno, declaró en una entrevista a la radio israelí que "Israel no puede aceptar bajo ningún concepto a Hamas como interlocutor, a menos que ocurra un cambio estratégico, dramático y no táctico que no serviría de nada".
Yuval Steinitz, diputado del Likud y Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Seguridad del Parlamento israelí, opinó que "fue un craso error permitir la participación de Hamas en las elecciones".
Otros puntos de vista
También están quienes ya aseguran -como el ex ministro Israel Katz, del partido Likud- que el plan de desconexión unilateral israelí de la Franja de Gaza "garantizó la victoria de Hamas".
Según Katz y otros portavoces de la derecha, el haber salido de Gaza "sin condiciones, sin recibir nada a cambio, presentó a Hamas como vencedores que habían ´echado´ a Israel de la Franja de Gaza".
Mientras tanto, en la calle, en los comentarios de la gente, no se descartan otros escenarios, totalmente diferentes.
Todos ven aquí a Hamas como un terrible enemigo, pero hay quienes consideran que quizás, al estar en el poder, con la responsabilidad que ello significa, adopte una línea pragmática y comprenda que no tienen más remedio que adoptar una nueva línea, cambiar de enfoque y reconocer a Israel.