Ankara pide disculpas, pero sigue la violencia
El viceprimer ministro calificó de "injusta y errónea" la represión policial; miles marcharon de nuevo contra la política "autoritaria" del gobierno de Erdogan
ESTAMBUL.- En un esfuerzo por desactivar los disturbios en Turquía, el viceprimer ministro Bulent Arinc pidió disculpas por la "excesiva violencia" de la policía para aplacar las protestas callejeras que, sin embargo, ayer continuaron por quinto día consecutivo.
"La violencia excesiva que se usó en un primer momento contra aquellos que se comportaban con respeto fue errónea e injusta. Me disculpo con esos ciudadanos", dijo ayer Arinc en una conferencia de prensa celebrada en Ankara.
Sus palabras contrastan con el desdén y la arrogancia con que trató a los manifestantes el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, blanco de las críticas por la deriva autoritaria que, a juicio de la oposición, ha emprendido su gobierno tras una década en el poder. Erdogan se ausentó del país anteayer para realizar una gira de cuatro días por varios países de África del Norte.
Como ya hizo anteayer el presidente Abdullah Gul al llamar a la calma y expresar su comprensión con algunos reclamos de los manifestantes, el viceprimer ministro trató con sus disculpas de frenar la ola de protestas, que comenzó con una acampada pacífica contra los planes de remodelación de un parque en Estambul.
Arinc, que excluyó de sus disculpas a "aquellos que provocaron daños en las calles y trataron de impedir la libertad de la gente", dijo que se reunirá con algunos organizadores de la protesta original de Estambul.
Sin embargo, las disculpas del gobierno parecen haber llegado tarde, dado que la protesta inicial se transformó enseguida en una demostración nacional del malestar contra el estilo "autoritario" y las inclinaciones islamistas de Erdogan y el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Y por quinto día consecutivo, miles de manifestantes tomaron ayer las calles en varias ciudades del país.
Los negocios bajaron las rejas en una gran avenida que lleva a la plaza Taksim de Estambul, epicentro de las protestas, mientras miles de manifestantes entonaban cánticos contra el gobierno. Barricadas de escombros bloqueaban otras calles que llevaban a la plaza y podía sentirse el olor de los gases lacrimógenos lanzados por la policía.
Los manifestantes acusan a Erdogan de tener una agenda islamista que busca erosionar las bases seculares de la república fundada por Mustafa Kemal Ataturk hace 90 años. Otros se oponen de manera más amplia a lo que califican como un estilo de gobierno autocrático.
La Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos (KESK), una de las mayores organizaciones gremiales de Turquía, que representa a 240.000 trabajadores, se sumó a la protesta convocando a dos jornadas de huelga que concluyen hoy. Al paro de hoy se unirá otro sindicato: la Confederación de Trabajadores Revolucionarios.
"Estamos protestando por la naturaleza dictatorial de este gobierno, que está en contra de un país secular", dijo un abogado entre una docena de letrados vestidos con togas negras que marchaban contra el gobierno en Estambul.
"Estamos acá para proteger el legado de Ataturk y el Estado turco, que es en el que trabajamos", agregó. Detrás de los abogados, un grupo de actores de un teatro estatal portaban pancartas que mostraban una máscara de la ópera con una lágrima de sangre roja. Iban rodeados por representantes del Partido Comunista turco.
Desde que comenzaron las protestas, hace cinco días, al menos dos personas perdieron la vida. La primera víctima mortal fue un joven activista de 20 años que fue atropellado por un auto en Estambul. Otro joven de 22 años murió tras ser golpeado en la cabeza en una manifestación en la ciudad sureña de Antakya, cerca de la frontera con Siria. Otras cuatro personas estaban en condición crítica y unas 3000 sufrieron heridas de distinta consideración, según la Asociación de Médicos de Turquía.
La ferocidad de la represión policial del viernes contra las primeras protestas sacudió incluso a los leales a Erdogan y generó una condena internacional. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo que estaba preocupado por los reportes de uso excesivo de la fuerza policial.
Erdogan menospreció las protestas, que considera obra de los enemigos que nunca se reconciliaron con el éxito electoral de su partido, que tiene raíces en grupos islamistas prohibidos en el pasado y acoge también elementos de centroderecha y nacionalistas. El AKP ganó tres elecciones consecutivas y gobernó durante un periodo de bonanza económica, que incrementó la influencia de Turquía en la región.
A pesar de las disculpas de un sector del gobierno, los manifestantes continúan atrincherados en la plaza Taksim. Organizados en grupos de trabajo, los activistas distribuyen comida y se ha creado incluso un servicio médico para atender a los manifestantes que lo requieran.
Por otra parte, Navi Pillay, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió que Turquía realice una investigación rápida e independiente sobre la actuación de la policía.
Del editor: Cómo sigue.
Agencias AP, AFP, Reuters y EFE