Ante el mito del eterno retorno
Nelson Argaña, uno de los hijos del vicepresidente asesinado en 1999, dejó entrever que todo es posible en la dimensión paraguaya. Hasta el punto de propiciar el mito del eterno retorno. De Lino Oviedo, en definitiva. Señalado por él y por sus hermanos como el autor intelectual del magnicidio y, días después, de la matanza de siete jóvenes que reclamaban por la democracia.
Aquellas jornadas, inscriptas en el llamado Marzo paraguayo , provocaron el desbande por el cual el entonces presidente, Raúl Cubas Grau, obtuvo asilo en Brasil (rara coincidencia con Stroessner) y Oviedo, después de una negociación entre los gobiernos de Paraguay, los Estados Unidos y la Argentina, halló refugio en la Patagonia. Hasta su fuga, el 9 de diciembre de 1999, víspera del final del segundo período de Carlos Menem.
Argaña habló de perdón para los asesinos de su padre en un acto público: "Es la hora de olvidar los rencores, es la hora de olvidar los resentimientos y los odios", dijo. Fue el domingo, curiosamente. Víspera de otro capítulo, u otra perla, en la controvertida historia de Oviedo: la libertad concedida por la Suprema Corte de Brasil.
Víspera, en realidad, del retorno del mito: "El general estará en Asunción antes de fin de año; se postulará en las elecciones internas del Partido Colorado, entre noviembre y diciembre de 2002, y luego, en mayo de 2003, será candidato a presidente de la república", dijo a LA NACION el diputado Luis Villamayor, uno de sus incondicionales.
Realineamiento colorado
¿Tan sencillo después de haber sido sentenciado por el conato de golpe contra Juan Carlos Wasmosy, en abril de 1996, y de haber sido el causante del Marzo paraguayo , según los Argaña? "Estamos viendo un realineamiento", dijo Villamayor, intrigante.
El realineamiento en cuestión, después de la derrota de otro Argaña, Félix, frente a Julio César Yoyito Franco, liberal, en las elecciones para vicepresidente de mediados de 2000, refleja, a su vez, cohesión con tal de que el Partido Colorado, en el poder desde 1947, no sufra, cual arrastre, el magro resultado de la gestión de González Macchi, sucesor de Cubas Grau.
En esas elecciones, la Unión Nacional de Colorados Eticos (Unacé), fundada por Oviedo, respaldó a Franco, cuya campaña contó con el apoyo de Julio Mera Figueroa, ex ministro de Menem. "El general jugó contra los Argaña en defensa propia", dijo Villamayor, justificando, ahora, el gesto de Nelson, ex ministro de González Macchi. Sugestivamente generoso, tratándose del presunto asesino de su padre. En la mismísima víspera de su liberación.
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