Ante el riesgo de que se reactive la polarización
LA PAZ.- Se veía venir. Se sabía que el triunfo de Evo Morales iba a ser contundente. Lo que no se sabía antes, y tampoco se sabe ahora, es si verdaderamente logrará plasmar en la realidad sus promesas de campaña y los enunciados indigenistas y socialistas de la nueva Constitución del país, pese a que, según los resultados parciales difundidos anoche, tendrá una mayoría de dos tercios en el Parlamento.
Por un lado, porque intentará implementar la Carta Magna con un tratamiento de shock: prevé que la Asamblea Plurinacional apruebe 100 leyes en forma inmediata no bien asuma su segundo período, a fines de enero. ¿Le bastará el amplio apoyo legislativo para lograrlo? ¿O aun así se reactivará el enfrentamiento y la polarización que hubo durante años en su primer gobierno? Nadie lo sabe aún.
Presumiblemente, los prefectos de por lo menos tres de los cuatro departamentos del oriente boliviano (Beni, Santa Cruz y Tarija) no se mostrarán pasivos ante el establecimiento de una nueva ley de autonomías que beneficie a los indígenas, dándoles instancias de autogobierno, y que socave el poder del gobierno departamental. A este grupo de departamentos rebeldes pertenecía originalmente Pando, que actualmente está gobernado por un prefecto interino que nombró Evo Morales.
De todos modos, a la luz de los primeros resultados, la votación podría significar un serio llamado de atención para algún prefecto rebelde (increíblemente el MAS habría ganado en Beni, según los datos preliminares), que recién tendrán revancha si son reelegidos en las elecciones departamentales de abril próximo.
Y la ley de autonomía es apenas una de las 100 normas; también hay otra sensible: la que conformará al Poder Judicial. De las otras 98 se conoce más bien poco, aunque seguramente espantarán a los inversores, que ya retrajeron sus inversiones en el país con la nacionalización de los hidrocarburos, que permitió a Morales implementar programas de ayuda social para estudiantes, embarazadas y ancianos.
La revolución de Evo
Lo que sí se sabe es que las normas, muchas de las cuales no tendrán precedente a escala mundial, están llamadas a completar la revolución indigenista y socialista impulsada por Morales y transformarán tanto a Bolivia que dejarán huellas por generaciones.
Sólo el vicepresidente Alvaro García Linera ha dejado últimamente algunas pistas. Por ejemplo, ha dicho que se harán reformas en la educación de modo que los bolivianos hablen una lengua indígena, español y una lengua extranjera. Además, en el acto de cierre de su partido, el MAS, en Santa Cruz de la Sierra, dijo que su gobierno "respetará la propiedad porque es un gobierno de trabajadores y entiende el esfuerzo de los trabajadores".
Sin embargo, el Estado, según la Carta Magna, se reserva el derecho de expropiar tierras que no cumplan con una "función económico-social". Este concepto genera inquietud entre los empresarios agrarios, que sostienen que podría derivar en la politización de la asignación de tierras.
Pero, ante situaciones eventuales de impasse política, Morales ya ha dicho que aplicará una estrategia que le ha dado réditos en el pasado: los referéndums. "Ese camino es el que ya ha hecho [el presidente venezolano, Hugo] Chávez. Se va a una dictadura democrática, si es posible ese oxímoron. Es una democracia plebiscitaria en la que él contará con la ventaja del uso de los recursos del Estado y el control de buena parte del electorado", opinó el analista René Mayorga.
Y todavía hay otros puntos oscuros. Por ejemplo, cómo hará Morales para cumplir sus promesas de campaña. Ha dicho que industrializará Bolivia, que construirá un aeropuerto internacional en cada uno de los departamentos, que hará puentes, que construirá carreteras y redes de telecomunicación para conectar al país tanto por la vía física como por la informática. También afirmó que intentará desarrollar la energía hidroeléctrica de modo que Bolivia pueda exportarla en la región y que realizará inversiones para bajar significativamente los costos de transporte mediante la creación de corredores bioceánicos e inversiones en puertos del oriente boliviano.
El futuro
¿Y si, como está ocurriendo, disminuye el precio internacional del gas? ¿Cómo lo hará, cuando la economía boliviana es altamente dependiente del fluido? Por lo pronto, este año las exportaciones de gas (en su mayoría destinadas a la Argentina y a Brasil) ascenderán a 2078 millones dólares, 1080 millones menos que los 3158 millones registrados el año pasado. Justamente en 2008 las exportaciones bolivianas llegaron a su nivel récord por la espectacular suba del precio del gas: ascendieron a 6836 millones de dólares, cuando siete años antes, en 2001, las ventas externas de este país apenas superaban los 1000 millones de dólares.
Para sus proyectos, Morales tendrá seguramente algún aporte de Irán y de Venezuela, entre otros aliados del exterior. Pero, en principio, no parece suficiente para solventar semejante transformación, lo que podría tener un importante costo político para el mandatario. "No ha habido límite a las promesas", dijo a LA NACION el economista Roberto Laserna.
De todos modos, según el FMI, el gas permitirá que la economía boliviana crezca un 3,1%, pese a la crisis internacional, el mayor crecimiento de América latina. Y ha crecido un 5,2% en promedio durante los cuatro años de mandato de Evo, más que en las últimas tres décadas. Todo un impulso para la campaña del mandatario.
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