Habría al menos 180 muertos. Antitalibanes atacaron Kabul con misiles
Fue la peor embestida contra la capital afgana; crece la tensión con Irán
KABUL.- Al menos 180 civiles murieron ayer en tres ataques con misiles contra la capital de Afganistán, atribuido por la milicia fundamentalista de los talibanes a las fuerzas de la oposición encabezadas por el comandante Ahmed Massoud.
El ataque, el más grave hasta el momento contra Kabul, ocurrió en momentos en que crece la tensión entre Afganistán y su vecino, Irán, que reforzó el último fin de semana sus tropas en la frontera.
El primer misil cayó en una zona despoblada cerca del aeropuerto de Kabul, que era aparentemente el objetivo buscado. El segundo, en un barrio densamente poblado, donde mató al menos a 11 personas e hirió a otras 30. El último cayó en el concurrido mercado de Karte Parwan, al oeste de la ciudad donde ocurrió la mayoría de las muertes, según informó un vocero de los talibanes.
Socorristas voluntarios llegaron inmediatamente al lugar y sacaron cuerpos mutilados y carbonizados de los escombros, esperando encontrar víctimas aún con vida.
En tanto, un vocero del gobierno afirmaba que todavía era imposible determinar el número de víctimas, debido a la escasa luz, aunque adelantó que la mayoría de ellas es mujeres y niños.
Se trata del ataque más sangriento en años contra Kabul y coincidió con la escalada en las ofensivas talibanas contra fuerzas opositoras, que elevó la tensión con Irán.
Un vocero talibán, Abdul Hay Mutmean, dijo ayer a la agencia de noticias independiente Prensa Islámica Afgana (AIP) que al menos ocho proyectiles Lunar y Uragan de fabricación rusa impactaron en la capital entre las 14.15 locales y las 18.40 locales, este último, cuando la gente se dirigía a sus casas para cumplir el toque de queda nocturno.
"La destrucción es enorme y el número de víctimas podría aumentar mucho más", dijo un residente de la zona.
Los pobladores dijeron creer que el objetivo de Massoud era obligar al Talibán a retirar hombres, aviones y equipos de la provincia de Wardak, al oeste de Kabul, donde la milicia intenta unirse con las fuerzas que capturaron hace una semana el pueblo de Bamiyan.
Las fuerzas de Massoud están a 25 kilómetros de Kabul y se han erigido en los principales enemigos del régimen talibán, que últimamente había combatido con éxito a otras facciones de la oposición.
El vocero Abdul Hay Mutmean dijo que si el ataque continúa, la base de Massoud en el valle de Panj Sher, a unos 120 kilómetros al norte de Kabul, será bombardeada.
Massoud, en tanto, aseguró que luchará hasta el final contra los talibanes y dijo que cuenta con una ruta terrestre de suministros desde Tadjikistán a través de la frontera de Ishkashim, en Badakshan.
La recientes victorias dieron a la milicia musulmana sunnita el control de más del 90 por ciento del país, en momentos en que se agudiza la guerra verbal con Irán después de que combatientes talibanes "renegados" mataron a nueve diplomáticos iraníes al capturar el mes último el bastión opositor de Mazar-i-Sharif.
Maniobras en la frontera
En respuesta al ataque a Mazar-i-Sharif, Irán acumuló 70.000 hombres en la frontera con Afganistán, mientras que líderes talibanes dijeron que enviaron fuerzas a la región fronteriza para rechazar cualquier ataque iraní.
Las fuerzas iraníes dijeron ayer haber finalizado "con éxito" el despliegue de sus diferentes unidades en vista de las próximas maniobras militares, indicó a la agencia oficial IRNA el general Hassan Barati, uno de los responsables del ejército iraní.
"Todo está listo para empezar las grandes maniobras", agregó Barati. Estas reunirán a unos 200.000 hombres pertenecientes a todas las fuerzas armadas de Irán.
Pese a todo, el presidente iraní, Mohammad Khatami, se comprometió ayer desde los Estados Unidos, donde participará en una reunión hoy en las Naciones Unidas, a "hacer todo para evitar la guerra" con las milicias talibanas de Afganistán, aunque llamó a la comunidad internacional a "acentuar la presión" sobre los talibanes.
Por su parte, el mullah Mohammed Omar, líder máximo del integrismo talibán, dijo ayer al diario Al Jaleey que no quiere un enfrentamiento bélico con Irán, aunque aseguró que está dispuesto a defender Afganistán en caso de agresión. "Queremos tener buenas relaciones con todos los Estados vecinos, incluido Irán -dijo-, pero si algún país tiene ambiciones aquí, estamos dispuestos a hacer fracasar sus planes".
Acusaciones cruzadas
Los talibanes han pedido a la UNque tome medidas para acabar con la "interferencia iraní" en los asuntos afganos, y negaron los cargos de los grupos de derechos humanos de que sus fuerzas mataron a miles de personas durante la captura de Mazar-i-Sharif.
Irán se ha quejado amargamente por la muerte de sus funcionarios y el régimen talibán, reconocido sólo por tres Estados -los musulmanes sunnitas de Paquistán, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos- como el gobierno legítimo de Kabul, acusó a Irán de matar prisioneros talibanes y maltratar a refugiados afganos.
El vocero de Omar dijo que los combatientes que actúan sin órdenes fueron responsables de los asesinatos de diplomáticos iraníes y afirmó que encontrará y castigará a los responsables.
Anteayer, puso en libertad a cinco camioneros iraníes y los entregó a funcionarios iraníes tras la mediación de Paquistán. Fue la segunda liberación de este tipo desde la caída de Mazar-i-Sharif, pero el Talibán declaró que tiene 45 cautivos iraníes más.
Reunión de la UN
KABUL (AFP).- La feroz ofensiva de los antitalibanes se produjo en vísperas de la LIII Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en Nueva York y, sobre todo, del encuentro que celebrará hoy una comisión especial que tratará la crisis Afganistán-Irán, denominada Seis más Dos, que incluye a los representantes de Afganistán, Irán, Paquistán, Turkmenistán, Tadjikistán, Uzbekistán -los protagonistas y vecinos, más Rusia y los Estados Unidos.
Uno de los principales obstáculos para el normal desarrollo de la reunión, dijeron fuentes allegadas al organismo internacional, reside en que Estados Unidos y Rusia deberán estar alertas para bloquear el intento paquistaní -nación amiga del régimen talibán- por declarar vacante la representación de Afganistán ante la UN, como primera etapa hacia el reconocimiento del gobierno talibán.
El sillón afgano en la UN se halla en estos momentos ocupado por la administración de Burnahuddin Rabbani, que pertenece al movimiento Jamiat-i- Islami (del que también es miembro Ahmed Massoud), derrocado por el mullah talibán Mohammed Omar en 1996.
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