Aparecen mas víctimas de la secta ugandesa
Búsqueda: encontraron 70 cadáveres en una fosa común y la policía local sospecha que podría haber más.
RUGAZI, Uganda.- El hallazgo de nuevos cadáveres, enterrados en una fosa común, abrió ayer otro capítulo de la macabra actividad de la secta apocalíptica Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos.
Los cuerpos de unas 70 personas, incluidos 20 menores, fueron descubiertos ayer en la propiedad de un dirigente de la secta en la ciudad de Rugazi, al suroeste de Uganda.
Prisioneros ugandeses descalzos desenterraron los cuerpos colocados en una zanja de 10 metros de largo por dos metros de ancho. Se presume que estas personas, entre ellas varios bebés y menores, habrían sido asesinadas. La mayoría de los cadáveres llevaba tiras de tejidos alrededor del cuello, y tenía heridas de cuchillos.
Según dijo un policía, se trata de cuerpos de personas muertas desde hace por lo menos tres meses.
El 17 de marzo último, al menos 400 fieles de esta secta murieron quemados en una iglesia en la ciudad de Kanungu.
El viernes último, otros 153 cadáveres fueron descubiertos en un local de propiedad de la secta, en Buhunga. Entre esas víctimas había 59 niños y 94 adultos, en su mayoría mujeres.
La policía ugandesa anunció que calificaba de "asesinato colectivo" la muerte de los adeptos de la secta en la iglesia de Kanungu. Hasta entonces el hecho era considerado como "un suicidio colectivo".
Nuevos hallazgos
Los cuerpos exhumados ayer fueron examinados por un médico de manera sumaria y luego enterrados inmediatamente en otra fosa vecina.
Los investigadores no excluyen seguir hallando fosas comunes con más cadáveres. Entre los cuatro dirigentes de la secta la policía sólo pudo confirmar la muerte de Dominic Kataribaabo, formalmente identificado entre los restos de las víctimas de la iglesia de Kanungu.
La esposa del fundador del Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos, Joseph Kibweteere, afirmó a la prensa que éste figuraba entre los muertos en la iglesia. Kibweteere, de 68 años, es un ex político que rompió con la Iglesia Católica para lanzar su movimiento y prepararse ante lo que él consideraba el inminente fin del mundo.
"Mi esposo fue un hombre adorable que amó a nuestros hijos y que siempre actuó en base a sus principios, pero otros líderes del movimiento lo convirtieron en una marioneta", dijo Theresa Kibweteere al diario ugandés New Vision.
La secta, fundada y dirigida por Kibweteere, contaría con unos 4000 adeptos, según las autoridades ugandesas. El gobierno ordenó el cierre de todas las ramas del movimiento.
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