Apareció muerto en Londres otro crítico de Putin
Nikolai Glushkov era socio y amigo del oligarca Boris Berezovsky, archienemigo del presidente de Rusia
PARÍS.- La muerte sospechosa de otro disidente ruso exiliado en Gran Bretaña podría agravar la actual crisis diplomática entre Londres y Moscú, desatada por el ataque con gas neurotóxico contra el exespía Sergei Skripal y su hija Yulia.
Nikolai Glushkov, de 68 años, fue hallado muerto en su casa de Londres anteanoche. Hasta ayer se desconocían las causas de su fallecimiento.
Socio y amigo de otro disidente, el oligarca Boris Berezovsky, también muerto en condiciones sospechosas, Glushkov vivía en Gran Bretaña, donde había recibido asilo político en 2010. En los años 1990 había trabajado para la aerolínea estatal Aeroflot y la empresa de automóviles LogoVAZ, de Berezovsky. En 1999, cuando este último se enemistó con el presidente Vladimir Putin y huyó al Reino Unido, Glushkov fue acusado por el aparato ruso de blanqueo y cumplió seis años de prisión hasta su liberación en 2004. Desde entonces residía en una casa en Kingston, en el sudoeste de Londres.
En 2017, en otro juicio realizado en Moscú, Glushkov fue condenado en ausencia a ocho años de prisión por el robo de 123 millones a la empresa.
En 2010, Glushkov participó en un célebre juicio iniciado por Berezovsky en Londres contra otro oligarca, íntimo amigo de Vladimir Putin, Roman Abramovich, a quien acusó de robarle 5 millones de dólares cuando eran socios en los años 1990 en una empresa de petróleo, Sibneft. Abramovich siempre negó esa versión.
En el proceso, Glushkov afirmó a la Corte que había sido tomado como "rehén" por la administración rusa, que quería presionar a Berezovsky para que vendiera su estación de televisión ORT. Finalmente, la jueza Justice Gloster rechazó la denuncia y calificó a Berezovsky de "deliberadamente deshonesto".
Disconforme con la sentencia y considerándola "parcial", Glushkov apeló a la Justicia. Berezovsky por su parte desapareció de la vida pública. Pero en marzo de 2013 fue hallado muerto en la casa de su esposa en Berkshire (Inglaterra). La policía cree que se suicidó, aunque los forenses dejaron el caso abierto.
Glushkov nunca creyó que su amigo se hubiera quitado la vida.
"Jamás creeré en la muerte natural de Boris Berezovsky. La información que poseo es totalmente diferente de la que publica la prensa", declaró al diario británico The Guardian en 2013.
"Demasiados rusos exiliados mueren en extrañas circunstancias en Londres", sostuvo después del deceso de Berezovsky. Durante meses prosiguió por su cuenta investigando las circunstancias de ese deceso.
"Tengo una cantidad de nuevas informaciones de gran interés" sobre el caso, le escribió a un amigo en un mail enviado en 2013.
La ministra del Interior británica, Amber Rudd, le dio ayer parcialmente razón cuando instruyó a la policía y a los servicios de seguridad que reexaminen 14 muertes ocurridas en los últimos años en el Reino Unido que pueden tener algún vínculo con Rusia.
El cadáver de Glushkov fue hallado diez días después del ataque con gas neurotóxico contra Skripal en Salisbury, en el sur de Inglaterra el pasado 4 de marzo.
Anteayer, la primera ministra Theresa May dijo en el Parlamento que era "altamente probable" que Rusia haya sido el autor de ese ataque (ver aparte).
Según algunos medios audiovisuales rusos, Glushkov sufría de hemocromatosis, una rara enfermedad de la sangre que provoca que el cuerpo absorba demasiado hierro de los alimentos, envenenando poco a poco el organismo.
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