Arrestan a un grupo que quería derribar el rascacielos más alto
Su objetivo era destruir la torre Sears, de Chicago, y las oficinas del FBI de Miami
MIAMI.- La policía norteamericana arrestó en la ciudad de Miami a siete personas que aparentemente planeaban perpetrar una serie de atentados para derribar la torre más alta de Estados Unidos, situada en Chicago, y para destruir las oficinas del FBI de Miami y otros edificios gubernamentales, en el marco de una operación que buscaba "igualar o superar" los ataques del 11 de Septiembre.
Los supuestos terroristas eran en su mayoría estadounidenses y, aunque actuaban de forma independiente, habrían intentado vincularse con la red Al-Qaeda.
"Eran personas que, por la razón que sea, veían a su país como un enemigo", dijo el secretario de Justicia norteamericano, Alberto Gonzales.
Los siete presuntos terroristas, que ayer debieron comparecer ante un tribunal de Miami, fueron capturados porque cayeron en una trampa que les tendieron los servicios de inteligencia norteamericanos.
Según indicaron fuentes de la investigación, el supuesto grupo terrorista buscó el aval ideológico de Al-Qaeda y su respaldo económico para realizar los ataques. Por eso, en diciembre pasado, contactaron a un hombre que pensaron que pertenecía a la red terrorista, pero que en realidad era un agente encubierto del FBI.
No se llegó a establecer ningún vínculo con los verdaderos miembros de la red de Osama ben Laden, pero a pesar de ello los sospechosos "prestaron juramento de lealtad a Al-Qaeda", según afirma el pliego acusatorio.
El líder del grupo se habría reunido varias veces con este supuesto emisario de la red terrorista y le pidió botas, uniformes, ametralladoras, radios, vehículos y 50.000 dólares en efectivo para crear un "ejército islámico" dispuesto a librar la guerra santa en territorio norteamericano.
"Querían igualar o superar los ataques del 11 de Septiembre", indicó el secretario de Justicia. El grupo planeaba atentados contra objetivos en Estados Unidos; uno de ellos, la torre Sears, de 110 pisos, situada en Chicago, y oficinas gubernamentales de Miami; entre ellas, la sede del FBI.
Sin embargo, John Pistole, vicedirector de FBI, dijo ayer en una conferencia de prensa que los planes de estos supuestos terroristas eran una "aspiración más que una operación".
Según el diario Miami Herald, los acusados pertenecerían a un grupo de entre 40 y 50 miembros que se hace llamar "Seas of David" y se califican ante otros como "soldados de Dios".
Los siete vivían en un barrio pobre de Miami, en una suerte de comunidad en la que regía una dura disciplina militar: hacer guardias y ejercicios como flexiones, la vertical o saltos sobre sillas formaban parte de su ritual diario. Estaba estrictamente prohibido el consumo de alcohol, drogas o carne y, según los vecinos, los miembros del grupo aseguraban dirigir una escuela de artes marciales. Cinco de los detenidos son ciudadanos estadounidenses, otro es oriundo de Haití y el séptimo es un extranjero cuya nacionalidad no ha sido revelada.
"Actualmente, las amenazas terroristas pueden venir de pequeñas células [...] no afiliadas a Al-Qaeda, pero que están inspiradas en su mensaje de jihad [guerra santa]. Si no tomamos las prevenciones pertinentes, estos terroristas locales pueden ser tan peligrosos como los grupos de Al-Qaeda", afirmó el secretario de Justicia.
Gonzales comparó este complot con los ataques terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid y los del 7 de julio de 2005 en Londres, porque en ambos casos participaron individuos que atentaron contra su propio país.
"Los terroristas y presuntos terroristas de Madrid y Londres no eran células durmientes enviadas para misiones suicidas. Eran personas incorporadas a la sociedad que acabaron considerando un enemigo a su propio país", declaró.
En ese sentido, el director del FBI, Robert Mueller, señaló ayer que Estados Unidos afronta en los grupos autóctonos radicales "una nueva variedad de terroristas" más peligrosos que Al-Qaeda porque "pueden pasar inadvertidos por bastante tiempo, hasta que deciden pasar a la acción".
Las fotos publicadas por la policía muestran a siete jóvenes negros, que tienen entre 22 y 32 años. Los supuestos terroristas, identificados como Narseal Batiste, Patrick Abraham, Stanley Grant Phanor, Naudimar Herrera, Burson Augustin, Lyglenson Lemorin y Rotschild Augustine, fueron acusados ayer de haber jurado lealtad a Al-Qaeda y de pretender atentar contra edificios. De ser hallados culpables, podrían ser condenados hasta a 70 años de cárcel.