Bajo presión, May deja en manos del Parlamento la decisión de aplazar la fecha del Brexit
Cuando falta un mes para la fecha de salida, la premier cedió a los reclamos y habilitó esa opción, que antes deberá ser aceptada por la UE
PARÍS.- Atrapada por las presiones, incluso en su propio partido, la primera ministra británica, Theresa May, anunció ayer su intención de dejar en manos del Parlamento la decisión de una eventual postergación del Brexit para evitar una salida "sin acuerdo" de la Unión Europea (UE), prevista para el 29 de marzo próximo.
Esa opción deberá ser aceptada antes por la UE, que, en todo caso, hace semanas que muestra su buena disposición en ese sentido. Anteayer, fue el mismo presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien estimó que extender los plazos sería "una solución racional".
En un discurso en el Parlamento, la premier explicó ayer su intención de proceder en tres etapas. Primero, el 12 de marzo someterá al voto de los parlamentarios una versión modificada del acuerdo de divorcio que firmó en noviembre con Bruselas y que la Cámara de los Comunes rechazó masivamente en enero.
Si ese nuevo texto volviera a ser vetado por la Cámara, el 13 preguntará a los diputados si quieren dejar la UE sin acuerdo (no deal). Si se negaran, el 14 de marzo someterá a votación una moción sobre la posibilidad de extender "por un período corto y limitado el artículo 50" del Tratado de Lisboa, que lanzó el proceso de salida hace dos años.
En su discurso, May repitió que se opone a esa postergación, al señalar que la misma nunca podría ir más allá de junio, ya que, en caso contrario, Gran Bretaña estará obligada a participar en las elecciones europeas de fines de mayo.
La premier tuvo que plegarse ante la voluntad de los cada vez más numerosos miembros de su gobierno que son hostiles a una salida sin acuerdo. El martes, tres secretarios de Estado escribieron una nota en el Daily Mail, en la que le "imploraron" postergar el artículo 50 si el Parlamento no daba su acuerdo antes del 29 de marzo, a fin de evitar un divorcio brutal. Sin un compromiso formal de May, los tres amenazaron con renunciar "para impedir un desastre". Según el diario, 15 miembros del gobierno estarían dispuestos a partir para conjurar un "no deal".
Durante el fin de semana, otros tres ministros habían alegado a favor de una postergación del Brexit, en vez de "salir en forma desordenada de la UE", dijeron. Para ellos, la ausencia de un acuerdo afectará "gravemente" la economía británica y amenazará la "integridad" del país, con el establecimiento de una frontera terrestre entre un miembro de la UE al sur (República de Irlanda) y la provincia británica del Ulster (Irlanda del Norte).
Convencida de que la estrategia "contra reloj" obligaría a los diputados a aceptar su acuerdo -o a la UE a hacer los cambios necesarios-, May se había contentado con diferir al 12 de marzo la votación del Parlamento. Pero su autoridad sufría cada vez más embates de todos los sectores. La semana pasada renunciaron tres diputados proeuropeos de su propio Partido Conservador, al denunciar "la gestión desastrosa del Brexit" por parte del gobierno. Todos se incorporaron al flamante Grupo Independiente, formado por ocho diputados laboristas, también renunciantes de su partido.
Por su parte, el opositor Partido Laborista cambió su estrategia. Anunció el lunes que estaba dispuesto a apoyar una enmienda que propusiera un segundo referéndum sobre la salida de la UE, para evitar el Brexit "destructor" de los conservadores.
En verdad, tanto May como su rival laborista, Jeremy Corbyn, fueron obligados por sus partidos a defender opciones para el Brexit a las cuales estaban firmemente en desacuerdo hasta hace pocos días.
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