Berlusconi causó asombro en Bonn
Frente a la canciller Angela Merkel, dijo: "¿Dónde se encuentra un premier con cojones como yo?"
ROMA.– Con un virulento ataque al "partido de los jueces", al jefe del Estado y a la Corte Constitucional –el máximo órgano de garantía judicial–, Silvio Berlusconi provocó ayer una nueva tormenta política en Italia, que lo enfrentó, otra vez, tanto con su principal socio político, Gianfranco Fini, como con el presidente, Giorgio Napolitano.
El Cavaliere, que también se definió como un premier "superfuerte y con cojones", amenazó con cambiar la Constitución y desencadenó reacciones más fuertes de lo normal, al lanzar su invectiva desde un estrado internacional, en Bonn, durante el congreso del Partido Popular Europeo (PPE, familia política a la que pertenece su Partido del Pueblo de las Libertades, de derecha).
Berlusconi hizo un análisis de la situación del país y denunció que, en Italia, el pueblo ya no tiene la soberanía, sino el "partido de los jueces". "El Parlamento hace leyes, pero si no le gustan al partido de los jueces, éste se dirige a la Corte Constitucional y la Corte abroga la ley –explicó–. Estamos trabajando para cambiar esta situación a través de una reforma de la Constitución." Y acusó a la Corte de haberse transformado "en un órgano político".
Lo hizo al recordar que hace dos meses la Corte invalidó el denominado "lodo Alfano", la ley que le garantizaba la inmunidad.
"La izquierda está a la deriva y trata de derrotarme" a través de los juicios, lamentó Berlusconi, que aseguró que la mayoría política de su gobierno "está unida y fuerte, con un superpremier". "Hay una izquierda que ha atacado al primer ministro sobre todos los frentes. Pero quien cree en mí está todavía más convencido. Todos se preguntan: «¿Dónde se encuentra uno fuerte y duro, con cojones, como Silvio Berlusconi?»", dijo sonriente.
El Cavaliere dejó boquiabierta a una platea en la que se encontraba, entre otros, la canciller alemana Angela Merkel, que no quiso hacer comentarios. Y provocó una catarata de reacciones en Italia. Empezando por su socio y cofundador del PDL, Gianfranco Fini, que no sólo se distanció de sus dichos, sino que exigió aclaraciones.
"Espero que el premier precise sus palabras para no generar una peligrosa confusión sobre lo que pasa en Italia y sobre las reales intenciones del gobierno", disparó Fini, cada vez más considerado "un traidor" por los fieles a Berlusconi. Más tarde, el premier le retrucó a Fini: "No tengo nada que aclarar. Es más, estoy cansado de hipocresías".
En un clima de gran crispación, también Napolitano manifestó su "profunda preocupación" por el "violento ataque contra las instituciones". El presidente, una figura de gran prestigio con un pasado en el desaparecido Partido Comunista Italiano, ya había sido agredido hace dos meses por Berlusconi por su pasado "rojo".
La oposición, encabezada por el ex fiscal anticorrupción, Antonio Di Pietro, tampoco se quedó callada. "Berlusconi está pisoteando la Carta Constitucional, primero reduciendo el Parlamento a un servicio privado, ahora queriendo eliminar la Corte Constitucional, último baluarte de la Constitución. Si esto no es fascismo, ¿qué hace falta? ", se preguntó el líder de Italia de los Valores.
Rocco Buttiglione, presidente del centrista UDC (partido aliado del Cavaliere en su anterior gobierno), no ocultó su preocupación. "No le hace bien a Italia transferir en el ámbito europeo los asuntos de nuestra política y los personales del premier", señaló Buttiglione, para concluir: "Confirma la imagen de Italia como un país de polichinela".
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