Berlusconi militariza las calles de Italia
ROMA.– Las tradicionales postales de Italia cambiarán desde el lunes. Entre las calles y los espectaculares monumentos comenzarán a verse en las ciudades 3000 militares que saldrán de sus cuarteles para ayudar a las fuerzas del orden a contrarrestar la inseguridad, a controlar a los inmigrantes ilegales y a defender objetivos de posibles atentados terroristas.
Se trata de una nueva y controvertida vuelta de tuerca del gobierno de derecha de Silvio Berlusconi, duramente criticada por la oposición de centroizquierda, que denunció al Cavaliere por querer instaurar un “Estado policíaco”, de espantar al turismo con la virtual militarización del país y de “tomarle el pelo” a la gente, ya que en verdad su administración recortó drásticamente el presupuesto de las fuerzas armadas y de seguridad.
“Se trata de una iniciativa que surge de la exigencia de dar una mayor percepción de seguridad a los ciudadanos”, explicó el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, que firmó el controvertido decreto, aprobado hace unas semanas por el consejo de ministros, junto con el ministro del Interior, Roberto Maroni.
"No es una militarización de las ciudades, sino una medida muy bienvenida tanto por los ciudadanos como por los administradores de las ciudades -se defendió La Russa-. No es cierto que el gobierno quiera cabalgar sobre los miedos de los ciudadanos; la verdad es que quiere eliminar los miedos de los ciudadanos."
Tal como se había adelantado, el plan, que tiene un costo de 31,2 millones de euros, prevé durante un período de seis meses, que podrá renovarse, la utilización de 3000 militares.
De éstos, 1000 serán empleados para vigilar denominados centros de identificación de inmigrantes (CEI, por sus siglas en italiano), colapsados en estas horas por una nueva oleada de desembarcos de indocumentados, que llevó al gobierno a declarar hace unos días el estado de emergencia en todo el territorio.
En los CEI, los miembros del ejército impedirán eventuales intentos de fuga y colaborarán para mantener el orden en su interior.
Otros 1000 militares serán utilizados para controlar los denominados objetivos sensibles (sedes institucionales, embajadas, lugares de culto, el Vaticano), posibles blancos de atentados.
Y el millar restante patrullará las calles junto con los carabineros y los policías: irán a pie y no utilizarán ametralladoras, sino armas cortas, y no podrán arrestar a nadie salvo en caso de delito cometido in fraganti, destacaron.
De estos últimos, 195 llegarán a esta capital, 70 irán a Milán y 150, a Nápoles. Los restantes, a Bari y Catania (90), Turín (80), Verona (75), Palermo (50), Padua (45).
"El despliegue de militares en las calles representa una medida de imagen que amenaza con producir un efecto contrario", denunció Marco Minniti, ministro del Interior en las sombras del Partido Democrático (PD), que afirmó que el turismo, principal industria de Italia, se resentirá.
"Este gobierno hizo de la seguridad su caballito de batalla, pero la realidad es que le sacó los fondos a la seguridad", acusó el ex fiscal anticorrupción, Antonio Di Pietro, líder del partido Italia de los Valores.
"El empleo de 3000 militares es sólo una medida de fachada, una lavada de cara con agua sucia", agregó Di Pietro, que justamente se sumó a las manifestaciones que comenzaron los sindicatos de policía y de los carabineros para protestar por los recortes en materia de seguridad emprendidos por las autoridades.
El plan fue aprobado en el marco de una nueva política de mano dura del gobierno de Berlusconi para frenar el aumento de la criminalidad, percibida por muchos italianos como un mal relacionado con la presencia de inmigrantes ilegales y de la minoría gitana.
Respecto de la política hacia los gitanos, que en los últimos tiempos estuvo en el centro de un intenso debate en Italia debido a otra controvertida norma que prevé registrarlos a través de sus huellas digitales, incluso los menores, un lapidario informe del Consejo de Europa acusó ayer a Italia de haber tomado medidas que no tienen en cuenta los "derechos humanos y los principios humanitarios, y que podrían fomentar otros episodios de xenofobia". Ayer, de hecho, cerca de Florencia, una caravana de gitanos fue agredida con una botella incendiaria.
Elaborado por el comisario europeo para los Derechos Humanos, Thomas Hammarberg, el informe también denunció a la policía por haber protagonizado operativos violentos en contra de miembros de esa minoría.
El comisario del Consejo de Europa criticó también la declaración, el viernes pasado, del "estado de emergencia" en Italia y consideró que el otorgamiento de poderes especiales a las fuerzas de seguridad puede agravar las relaciones con los gitanos.
Contra las críticas
El informe del Consejo de Europa, que se sumó a otro llamado de atención a Italia por parte del Parlamento Europeo semanas atrás, cayó como una bomba y enfureció al gobierno de Berlusconi, que respondió que se trataba de acusaciones totalmente infundadas.
"Rechazo con indignación las acusaciones del comisario europeo, que habló de operativos violentos de la policía. Es una falsedad clamorosa. La policía jamás cometió acciones de este tipo", dijo Maroni.
El ministro del Interior pronunció estas palabras durante una caldeada sesión en el Parlamento italiano, donde debió acudir para explicar la decisión de declarar el estado de emergencia en respuesta a la llegada masiva de inmigrantes clandestinos.
Maroni, que fue interrumpido en varias oportunidades por los gritos de "fascista", explicó que el estado de emergencia busca hacer frente al flujo excepcional de inmigrantes ilegales. "Si la tendencia se confirma, se puede prever que para fines de año hayan llegado unas 30.000 personas", subrayó Maroni.
Mientras hablaba, seguían llegando carretas del mar a las costas italianas, y una enésima tragedia en las aguas del canal de Sicilia se cobraba la vida de siete inmigrantes norafricanos.
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