Bill Clinton, protagonista aun sin ser candidato
Su carisma es vital para la campaña demócrata
WASHINGTON.- Hace casi una década que terminó su presidencia y muchos lo consideraban un lastre político, pero el ex presidente Bill Clinton hace campaña por los candidatos demócratas a un ritmo que nadie puede igualar, a cada paso atrae multitudes y visita estados que el presidente Barack Obama prefiere evitar.
Si en los comicios del 2 de noviembre la ola republicana resulta menos poderosa de lo que muchos pronostican, parte del mérito será del ex presidente, el orador más buscado por decenas de temerosos candidatos demócratas.
Hábil tanto para estrechar las manos de los votantes como para analizar los problemas del momento, a eso suma otra cualidad en estos tiempos económicos difíciles: al término de su presidencia había casi pleno empleo y superávit fiscal. Muchos asisten a sus actos con carteles que rezan: "Extraño la paz, la prosperidad y a Clinton".
Sus colaboradores dicen que ha asistido a un centenar de actos para más de 65 candidatos en lo que va del año. Muchos tuvieron lugar en las últimas semanas, cuando Clinton abandonó momentáneamente sus campañas contra el sida y el paludismo para concentrarse en la recta final electoral. Es un ritmo que amedrentaría a cualquiera, aunque no fuese como él: un hombre de 64 años operado del corazón en 2004.
Clinton habló ante 6000 personas el viernes 15 y ante 5000 personas, el domingo pasado, en actos en California por los candidatos al Congreso y a gobernador. El lunes pasado atrajo a 2000 personas a un acto por la senadora Patty Murray, en Seattle, Washington, y otras tantas esa misma noche en un mitin por el senador Michael Bennett, en Denver.
Pasada una década, muchas de sus medidas menos populares han caído en el olvido. Por eso es tan atractivo para los candidatos demócratas. Un sondeo reciente de Gallup reveló que para los votantes de todos los colores -republicanos e independientes incluidos- el respaldo de Clinton es más efectivo que el de Obama.
Ante la defensa franca que hace de las políticas de Obama y los legisladores que votaron a favor de ellas, resulta fácil olvidar que nunca han sido correligionarios estrechos. Por el contrario, tuvieron fuertes enfrentamientos en las primarias de 2008, cuando Obama derrotó a Hillary Clinton, actual secretaria de Estado, por la candidatura demócrata.
En discursos que superan los 40 minutos, Bill brinda defensas detalladas sobre la nueva ley de salud, el paquete de estímulo del año pasado, y otras políticas de Obama que se encuentran bajo durísimos ataques de los republicanos. Al igual que Obama, Clinton advierte que los republicanos provocarán un retroceso en el país si retoman el control del Congreso.
No ha sido siempre así. En 1998, el proceso de destitución que siguió al escándalo por la relación que mantuvo con la entonces becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky lo dejó con pocos amigos en el partido por un tiempo.
Pero eso parece algo muy lejano. Hoy en día no da abasto para atender a todos los candidatos que ruegan por su ayuda.
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