Bolsonaro les deja la calle a sus aliados y se afirma en las redes
En recuperación, el candidato manejará la campaña desde el hospital, mientras que sus hijos y socios políticos cubrirán su agenda en el terreno
SAN PABLO.- Transformado en su nuevo cuartel de campaña, el candidato ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro, favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales del 7 de octubre, manejará su agenda desde el hospital Albert Einstein, donde está internado desde el ataque con cuchillo del jueves pasado, y pondrá especial énfasis en las redes sociales.
Dos de los hijos de Bolsonaro, también aspirantes a cargos electivos el mes próximo, tomaron las riendas de la campaña y se comprometieron a desdoblar sus esfuerzos para impulsar la candidatura de su padre. Flávio, de 37 años, y Eduardo, de 34, se convirtieron en los nuevos voceros del dirigente y multiplicarán su presencia en los actos.
"Se está recuperando, probablemente ya no pueda ir a las calles en esta campaña, pero nosotros podemos", dijo Flávio, diputado del estado de Río de Janeiro y candidato al Senado en las elecciones. "La agenda se cumplirá por internet y con videos. Él es insustituible", añadió el presidente del Partido Social Liberal (PSL), Gustavo Bebianno.
Según Folha de S. Paulo, el diputado Major Olímpio, coordinador de la campaña en San Pablo, confirmó la idea de convocar a dirigentes del PSL para actuar en las calles. "Tengo una agenda muy grande de eventos de calle, voy a pedir a los diputados, a los directivos, que hagan lo mismo. Pero no en este momento, más adelante. Ahora el 100% de la preocupación es su estado de salud", afirmó.
Aún en cama, Bolsonaro demostró que no perdió las mañas enfundado en su bata de hospital. En una foto publicada en Twitter se lo vio ayer sentado en la habitación, con una sonda respiratoria e imitando un arma con ambas manos, en un gesto que durante la campaña ya había desatado críticas.
Esta forzada reestructuración también dará un papel relevante a su compañero de fórmula, Hamilton Mourão, un general de reserva que en 2017 dijo que si la política seguía en degradación -por las denuncias de corrupción-, el ejército se vería obligado a "buscar la solución".
Mourão reemplazará a Bolsonaro en reuniones y entrevistas, pero no tomará su lugar en los mítines populares, según se estableció en las primeras reuniones de la mesa chica del candidato, desde el consenso de que no comparte su carisma.
Favorito en los sondeos con 22% de intención de voto, pero complicado para un ballottage por su discurso extremista, Bolsonaro debía redoblar los recorridos de campaña e intensificar las visitas a los distritos menos permeables a sus propuestas de mano dura. Pasado mañana debía viajar a Recife; el miércoles, a Maceió, y el jueves, a Salvador. Aún está por verse quién tomará su lugar en el palco en esos distritos clave.
Bolsonaro le dio una primera tarea a Mourão para que llame a sus seguidores a "moderar el tono" a fin de "no exacerbar" las tensiones que vibran en el aire de la campaña electoral, y que varias veces se transformaron episodios de violencia.
Los rivales de Bolsonaro debieron hacer su propia terapia de moderación, forzados por las circunstancias, y perdieron parte de la munición con que contaban. El Partido de los Trabajadores (PT) mantuvo sus críticas contra el gobierno actual, pero no lanzó ningún dardo contra su verdadero rival del 7 de octubre.
El conservador Geraldo Alckmin le deseó una "pronta recuperación" y dijo que "la política es la única arma aceptable en una disputa electoral". La ecologista Marina Silva, en tanto, retomó su agenda en las calles y la televisión con la insistencia en que se garantice una campaña pacífica.
Agencias AFP, ANSA y AP
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