Brasil, entre la inundación y la sequía
Al menos hay 33 muertos y más de 200.000 personas evacuadas en la cuenca amazónica, mientras que la falta de agua en el sur del país modificó el aspecto de las cataratas del Iguazú
RIO DE JANEIRO.- Los brasileños tuvieron que refugiarse en hacinadas instalaciones acompañados de sus animales y mascotas, y cruzar ríos desbordados en busca de alimentos, mientras denunciaban que la ayuda gubernamental demora en llegar a una amplia región aquejada por las lluvias más intensas y por las peores inundaciones que se registran en dos décadas.
Las autoridades dijeron que por lo menos hubo 33 muertos a causa de las inundaciones y deslizamientos de tierra y que 207.000 personas fueron desplazadas de sus hogares. La lluvia sigue cayendo en una extensa zona que se extiende desde la cuenca amazónica a la costa atlántica del noreste, y los meteorólogos pronosticaron que podría durar varias semanas más.
El caudal de los ríos aumentó hasta en 30 centímetros por día en el estado de Maranhao. La crecida destrozó puentes e impidió a los equipos de socorro llegar por las vías navegables hasta algunas zonas.
Mientras que las reservas de alimentos y medicinas para casos de emergencia fueron despachadas a los aeropuertos, muchas aldeas afectadas carecen de operarios para organizar y distribuir la ayuda una vez que llegan los cargamentos, dijo el mayor Wellington Soares Araujo, director de logística de la defensa civil de Maranhao. "Es muy difícil para algunas zonas que carecen por completo de infraestructura de defensa civil", indicó.
El ejército evacuó miles de personas de dos aldeas donde apenas destacaban los tejados, ya que el resto de las viviendas estaba cubierto por las aguas. Los residentes se concentraron en gimnasios y escuelas, así como en carpas levantadas en terrenos elevados. "No hay casas, no hay alimentos suficientes, sufren incluso una carestía de carpas", dijo Araujo.
Las autoridades temen un empeoramiento de la situación de salud pública porque muchas zonas se encuentran aisladas desde hace días sin recibir agua ni alimentos.
Las protestas contra la tardanza de la ayuda federal comenzaron anoche. En la ciudad de Bacabel, en Maranhao, de unos 7000 habitantes, las autoridades dijeron que las personas desplazadas necesitan colchones, mantas, productos de higiene personal y agua potable.
También sequía. El sur de Brasil, afectado por una sequía, transformó uno de los paisajes más conocidos del país, las cataratas del Iguazú, en el estado de Paraná: las paredes de las cascadas y el fondo del río son ahora visibles.
Las cataratas, en pleno bosque tropical en la frontera entre Brasil y nuestro país, tienen actualmente un tercio del caudal de agua habitual de esta maravilla natural incluida en el patrimonio mundial por la Unesco en 1984, según la televisión Globo.
Se trata de un conjunto de 275 cascadas que forman un frente de unos 2,5 kilómetros, la mayoría en la Argentina.
Pero esta sequía tiene un lado positivo: ecologistas brasileños aprovechan para limpiar el lugar.
Al pie de las caídas del lado brasileño, donde el lecho del río Paraná está prácticamente seco, integrantes de una ONG se zambullen y retiran todo tipo de desechos: CDs, peines, máquinas de fotos, pilas, botellas de plástico y hasta paraguas.
Una parte de estos desechos puede originarse en otras ciudades sobre el río, pero una buena parte es arrojado por turistas poco escrupulosos, según el ecologista Tassio Lima.
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