Cada discurso, toda una puesta en escena
WASHINGTON.- El aterrizaje, a comienzos de mayo, de George W. Bush sobre la cubierta del portaaviones Abraham Lincoln -al estilo de la película "Top Gun"- será recordado como uno de los momentos más audaces del histrionismo presidencial de la historia norteamericana. Pero se trató tan sólo del más reciente ejemplo de cómo el gobierno de Bush, profundizando los cimientos del arte escénico construidos por Ronald Reagan, aprovecha el poder de la televisión y la tecnología para promover una presidencia como nunca se vio.
Funcionarios de anteriores gobiernos, tanto republicanos como demócratas, se asombran por la manera en que la Casa Blanca aprovecha cada oportunidad de presentar al presidente Bush en ambientaciones teatrales y perfectamente iluminadas. Todo está diseñado y decorado: la Casa Blanca unió a sus estrategos en comunicaciones con gente de las grandes cadenas de televisión, expertos en iluminación, ángulos de cámara y composición de imagen.
El martes último, durante el discurso de Bush para promover su plan económico en Indianápolis, los asesores de la Casa Blanca llegaron incluso a pedirles a los funcionarios que estaban detrás del presidente que se sacaran la corbata para que se confundieran más con la gente común que, de acuerdo con Bush, se beneficiaría con su recorte impositivo.
"Comprenden los aspectos visuales como nunca nadie lo hizo", afirmó Michael K. Deaver, el principal asesor de imagen del ex presidente Reagan. "Observaron -agregó- lo que nosotros hicimos, se dieron cuenta de los deslices mediáticos del primer presidente Bush, vieron cómo Clinton tropezaba con eso por casualidad, y ahora le han dado forma artística."
Los esfuerzos de la Casa Blanca al respecto han sido ambiciosos, y costosos. Para el discurso por TV en horario central que Bush pronunció a la nación al cumplirse el primer aniversario del 11 de septiembre alquiló tres barcazas repletas de luces como las que se utilizan para iluminar estadios, las envió por el puerto de Nueva York, las ancló frente a la base de la Estatua de la Libertad y luego encendió las luces para que iluminaran completamente el símbolo de la libertad de los Estados Unidos. Fue el máximo telón de fondo patriótico para Bush, que habló desde la isla Ellis.
Para otro de sus discursos, el que Bush pronunció hace unos meses en el monte Rushmore, la Casa Blanca colocó la plataforma para camarógrafos de la TV a un costado, y no de frente como se hacía hasta ese momento para tomar a Bush de perfil. Así su rostro quedó perfectamente alineado con el de los cuatro ex presidentes esculpidos en piedra en el famoso monte.
El lunes último, mientras Bush hablaba y promovía su recorte impositivo cerca de Albuquerque, la Casa Blanca optó por un telón que proclamaba la síntesis del mensaje presidencial: "Ayudar a la pequeña empresa". La letra era demasiado pequeña como para que los presentes alcanzaran a leerla, pero los telespectadores podían leer el mensaje perfectamente. "No sé quién lo hace, pero allí hay alguien con muy buen ojo", dijo Deaver.
Productores de TV
No es sólo un asesor, según los funcionarios de la Casa Blanca y los ejecutivos de la TV, sino que se trata, en realidad, de tres o cuatro personas.
Primero figura Scott Sforza, un ex productor de la cadena ABC que había sido contratado para la campaña presidencial de Bush y ahora trabaja con Dan Bartlett, el director de comunicaciones de la Casa Blanca. Sforza ayudó a diseñar la ambientación, que costó 250.000 dólares, del cuartel general de avanzada del Comando Central de los Estados Unidos en Doha, Qatar, durante la guerra, y crea los telones de fondo para las universidades en las que Bush pronuncia discursos durante la colación de grados.
Sforza trabaja estrechamente con el actual director asociado de comunicaciones, Bob DeServi, un ex camarógrafo de la cadena NBC y maestro de la iluminación, contratado por la Casa Blanca después de ver su producción durante la campaña de 2000.
Un tercer protagonista es Greg Jenkins, ex productor de TV de Fox News que ahora dirige un equipo oficial que se mueve con antelación a Bush para organizar la ambientación de todas las actividades de la Casa Blanca.