El dólar se dispara y acentúa el drama de la vida diaria en Venezuela
CARACAS.- El día que Nicolás Maduro se autocoronó monarca de Venezuela en la jura para un nuevo mandato presidencial otro rey campaba a sus anchas en las calles del país caribeño: el dólar. El billete norteamericano compite en las finanzas personales amparado en su fortaleza frente al tantas veces devaluado bolívar soberano, a pesar de que sus transacciones están prohibidas y de que el régimen está empeñado en fomentar las operaciones con el rublo ruso, el yuan chino, la rupia india e, incluso, el euro.
Nadie lo reconoce oficialmente, pero todos quieren cobrar en dólares: comercios, restaurantes, taxis, áreas de servicios... Desde los alimentos y equipos tecnológicos hasta los repuestos de vehículos y pasajes aéreos a través de agencias y de comisionistas. La dolarización de facto es un hecho y acrecienta el calvario diario. Quien quería estrenar en Año Nuevo unos pantalones o unas zapatillas debía abrir la billetera de los dólares. En cambio, en los locales de ropa de segunda mano, mucho más barata, se pagaba en bolívares soberanos.
La moneda venezolana se devaluó más de 50% en los últimos tres días en el mercado negro, disparada por el nerviosismo ante la jura de Maduro
En el centro comercial City Market, especializado en celulares y computadoras, el billete verde marca las verdaderas transacciones. Los más lanzados, incluso, etiquetan los precios en dólares, pese a la prohibición evidente.
Los primeros en atreverse a reclamar públicamente que se les pague en la moneda del Imperio fueron los albañiles de Táchira, estado fronterizo con Colombia, donde el peso colombiano también circula a toda velocidad. "Es un hecho indiscutible, muchas transacciones de todo tipo se están haciendo en dólares. La discusión de 2019 va a ser si la economía se dolariza de hecho o de derecho ante la insignificancia del bolívar como moneda", avanzó el diputado y economista José Guerra.
"Le cambio en dólares o pesos, lo que quiera y hasta mejor que en Monitor Dólar (la cuenta de Twitter que calcula el precio medio que alcanza el billete norteamericano en el mercado paralelo). ¡Y yo le brindo el café!", insistió el dueño de una panadería al pie de la ruta en el estado de Mérida, a 20 kilómetros del aeropuerto de El Vigía.
En Caracas la misma historia se repite con distintos protagonistas. La falta de efectivo y los envíos familiares de remesas forzó a sus habitantes a llevar una calculadora mental y a estar siempre informados de cómo varían las tasas de cambio. En los últimos días, el dólar paralelo se disparó tras el rezago navideño, y pulverizó al bolívar soberano.
La investidura de Maduro aceleró aún más la carrera del dólar, como si también quisiera protestar ante la nueva presidencia de facto. Según la tasa Dicom que aplica el gobierno, el dólar se paga a casi 800 bolívares, lo que supone el reconocimiento oficial de que el salario mínimo dictado por el gobierno es ínfimo: 5,5 dólares mensuales. Pero el precio en el mercado paralelo, el que verdaderamente marca los precios, es aún peor: dos dólares, ya que ayer el promedio del cambio en el mercado negro era de un billete verde por casi 2200 bolívares soberanos.
"Las operaciones en moneda extranjera se están dando, pero no se documentan: no se emiten facturas por temor a la persecución. Lo mismo pasa con las remesas. El gobierno quiere hacerse con ellas y eso hace que entren al país de forma poco transparente", explicó el diputado Rafael Guzmán, presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento.
El proceso que se vive hoy en Venezuela se parece a la dualidad monetaria que se impuso en Cuba durante el Período Especial, en la década del noventa, del que ahora el gobierno de Miguel Díaz-Canel quiere huir con una muy complicada unificación del peso y del Peso Cubano Convertible (CUC). La sociedad cubana se dividió entonces entre los que tenían dólares o CUC y los que no. Y ese es el actual temor de los economistas locales.
"La verdad es que tenemos dos monedas", reconoce Arturo Velasco, vendedor de gomas de auto en dólares y casi siempre en efectivo. "A mí ya no me preocupa si no tengo bolívares. Ni siquiera cambiamos lo que ganamos en dólares, porque se devalúa. Es mejor tener los dólares y tratar de pagar directo", concluye.
"La dolarización espontánea acrecienta la brecha entre quienes tienen acceso al dólar y quienes no lo tienen. Se acentúan las diferencias de ingreso social de manera dramática. Tiene implicaciones sociales y políticas", resumió el economista Ramiro Medina.
Una brecha que parece un abismo. "Fui de fiestas en Caracas, donde la entrada se paga en dólares. No son montos tan altos, pueden ser 10 o 20 dólares, pero para reservar una mesa y una botella de ron hemos pagado hasta 100 dólares. Ya ni siquiera hay que tener el efectivo, se puede pagar por transferencia o por correo vía Zelle. En la invitación lo colocan", revela la ingeniera Patricia Gómez. Unas cifras imposibles para más de la mitad de la población, que sobrevive con el salario mínimo, los bonos del gobierno y los inventos que van apareciendo.
Argenis Martín es publicista, pero no gana en dólares. No importa: "Los pocos que tengo los llevo en la billetera, porque si no tengo bolívares me tocó pagar hasta panchos en la calle o mototaxis en dólares".
"En 2019 la economía venezolana será la de un país y dos realidades: por un lado, la mayoría vulnerable sufriendo los estragos de la hiperinflación en bolívares; por el otro, una minoría que se mueve en divisas", concluyó Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica.
¿Es posible una dolarización oficial futura, pese a la muralla ideológica que impone la revolución? "Una cosa es que estemos en un proceso acelerado de dolarización de hecho y otra que sea de derecho o formal. Para ello hace falta incorporar al sistema financiero y con las sanciones financieras impuestas por la administración Trump es operativamente imposible", dijo Oliveros.
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