Rumbo al "socialismo del siglo XXI". Chávez nacionalizó la industria del cemento
La medida provocó un conflicto con el gobierno de México, al afectar a una empresa de ese país
CARACAS.- Con una medida que abrió un nuevo frente de conflicto con México y que se suma a la tensa relación que Caracas ya mantiene con Washington y Bogotá, el presidente venezolano, Hugo Chávez, decidió nacionalizar la industria cementera, como parte del plan para implantar el "socialismo del siglo XXI" en su país.
La medida se produce luego de que Chávez nacionalizó, desde principios del año pasado, multimillonarios proyectos petroleros, firmas eléctricas y la mayor compañía de telefonía del país, ofensiva que busca profundizar su "revolución socialista", que pone recursos clave en manos del Estado. Y afecta a un sector mayormente controlado por la cementera mexicana Cemex, la suiza Holcin y la francesa Lafarge.
Chávez anunció que se tomarán "todas las medidas jurídicas" necesarias para nacionalizar "en el corto plazo" toda la industria cementera nacional. "Ya basta. Se llevan el cemento", denunció Chávez, que recientemente quedó muy golpeado luego de perder un referéndum que habría permitido su reelección ilimitada, y de que el presidente colombiano, Alvaro Uribe, le revocara su designación como mediador entre Bogotá y la guerrilla para lograr un canje humanitario de rehenes por rebeldes presos.
El mandatario venezolano, que es acusado de querer implantar un modelo comunista y asfixiar al sector privado, dijo que los dueños serán indemnizados por los activos. Y justificó la medida en la necesidad del gobierno de evitar la "cartelización de precios" y asegurar el abastecimiento.
"Hemos venido observando un proceso de cartelización de los precios -dijo el ministro de Industrias Básicas y Minería venezolano, Rodolfo Sanz-. Estas empresas se ponen de acuerdo para fijar el precio del cemento y trabajan muchas veces por debajo de su capacidad instalada para no impactar hacia abajo los precios del cemento."
Añadió que las cementeras "exportan una gran cantidad de toneladas métricas que producen anualmente a todo el mundo y, en unos casos, desabastecen el mercado interno".
Las críticas desde México no se hicieron esperar. "No se están respetando la propiedad y los derechos de los mexicanos", declaró el secretario de Hacienda de México, Agustín Carstens. "Definitivamente no hay más que reprobar esta acción", añadió.
La cancillería mexicana anticipó que el presidente Felipe Calderón "hará todo lo que esté a su alcance para proteger los intereses legítimos de las empresas en el exterior". El gobierno ya decidió convocar al embajador venezolano en México para que brinde detalles del anuncio de Caracas.
Tras la decisión de Chávez, las acciones de Cemex, la tercera cementera del mundo en importancia, caían ayer un 2,63 por ciento en México y un 3,31 por ciento en Nueva York.
La firma informó ayer que no había recibido notificación oficial del gobierno venezolano acerca de la medida anunciada por Chávez, según dijo Jorge Pérez, vocero de Cemex, firma con base en Monterrey y presencia en 50 países. "Hemos solicitado ya una explicación de las autoridades venezolanas competentes para entender de qué se trata", afirmó Pérez.
Historial de conflictos
Chávez había amenazado anteriormente a la filial de Cemex en Venezuela, al acusarla de delitos ambientales y por considerar que la industria del cemento debía estar apoyando el desarrollo de la construcción local, en lugar de dedicarse a exportar.
No es la primera vez que el mandatario tiene problemas con México: Chávez había llamado al anterior presidente de ese país, Vicente Fox, "mascota del imperio" por su cercanía con Estados Unidos, y, durante la campaña electoral de 2006, el actual presidente mexicano, Calderón, comparó a su entonces rival izquierdista con Chávez y lo definió como una "amenaza" para el país, lo que molestó sobremanera a Caracas.
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