EE.UU. / Memorias polémicas. Cheney ataca a Bush por haber sido "conciliador"
Se encuentran distanciados desde que dejaron la Casa Blanca
WASHINGTON.- Ahora resulta que el ex presidente George Bush terminó siendo vulnerable a las desfavorables encuestas de opinión pública que supo cosechar en la segunda parte de su gestión y que eso lo llevó a adoptar posiciones políticas "más conciliadoras" que "decepcionaron" a quien fue su vicepresidente, Dick Cheney.
Cheney, considerado por muchos el vicepresidente más influyente en la historia de Estados Unidos, entendió que ese giro de Bush implicaba una "debilidad moral", decepcionante en un dirigente al que antes había considerado "resolutivo".
Esto se desprende de fragmentos de la memoria personal en la que está trabajando el ex vicepresidente, algunas de cuyas pinceladas fueron reveladas ayer por el diario The Washington Post .
El libro, que aparecería dentro de dos años, podría sumarse al que tiene en mente el ex presidente y que, de concretarse, se sumaría a la tradición de publicar memorias y testimonios que suele practicar la primera línea de la dirigencia en este país.
Serían dos visiones de un mismo y conflictivo período en la historia de esta superpotencia, escrito por dos figuras excluyentes que, pese a los ocho años en que trabajaron juntos, "nunca llegaron" a profesarse sentimientos de amistad, según dijo Cheney, que parece tener hoy bastante poca estima por su ex jefe. Tanto que, según voceros republicanos, ambos tienen poco contacto. Y han mantenido una actitud bien diferente ante las críticas y aspiraciones revisionistas que, sobre ese período, sacuden a esta sociedad.
Bush, por ejemplo, se ha recluido en un pétreo silencio en su rancho de Texas. Cheney, en cambio, se ha convertido en la voz más dura del frente republicano y el único dirigente de ese partido que, en los siete meses de gobierno de Barack Obama, se ha atrevido a cruzar con dureza la gestión del mandatario demócrata.
"Tengo ideas muy claras sobre lo que ha pasado y sobre lo que está pasando", dijo más de una vez el ex número dos.
A los 68 años, Cheney se ha convertido en adalid de la tortura como método "legal y eficaz" para obtener información sobre terrorismo, y en defensor de las invasiones norteamericanas a Irak y Afganistán. Dice que él y Bush no fueron amigos, pero que cuando el ex presidente tomó decisiones con las que no estaba de acuerdo, lo apoyó "de todas formas" y no trató de "minarlo".
En su libro, el ex vicepresidente promete "buenos datos y revelaciones" sobre los ocho años transcurridos desde 2000 a 2008, ya que el "secreto de Estado" no opera -según dijo- sobre buena parte de esos episodios. "Tengo opiniones claras y no veo ninguna razón para no expresarlas honestamente", dijo el ex funcionario, lanzado a una carrera defensora de su gestión, ante las revelaciones, cada vez más lapidarias, que aparecen sobre aquellos años.
Cheney fue la mano derecha de Bush, que endureció su política exterior y comenzó la llamada "guerra contra el terrorismo" con las invasiones a Irak y a Afganistán, ambas impulsadas con su asesoramiento.
Y además de que ambos no fueron "amigos", parece que las cosas se pusieron cada vez más distantes a medida que el segundo mandato avanzaba. En esa etapa, Cheney sintió que Bush se estaba alejando de él y que se volvía más "permeable" a la adversa reacción pública y a las críticas que recibía por su gestión.
La consecuencia, según sostiene el ex segundo hombre, fue que Bush optó por posiciones "más conciliadoras" en materia política, sobre todo en cuestiones de lucha contra el terrorismo, y que eso iba directamente en contra del criterio y del "consejo" de su vicepresidente, lo que se sumó a su "decepción y frustración". El ex vicepresidente se enojó con Bush, hacia el fin de su mandato, cuando el ex mandatario decidió conceder el perdón presidencial a Lewis Libby ("Scooter"), el jefe de gabinete de Cheney que fue condenado por perjurio y obstrucción de la justicia.
Si bien Cheney está descontento con Bush, sus razones son bastante distintas de las del común de la sociedad norteamericana, que despidió al mandatario republicano con los índices de popularidad más bajos de los que se tenga memoria. Luego de elogiarlo durante años como "un hombre con principios", Cheney ahora sugiere que Bush resultó ser un "político bastante común".
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