Cómo evitar el "Brexit" o el "Scoxit", todo a la vez
LONDRES.- Las decisivas elecciones de hoy son las más europeas que hayan celebrado los británicos. Con el papel fundamental que tienen los partidos pequeños, el resultado será probablemente un gobierno de coalición o en minoría: algo terriblemente antibritánico y típicamente continental.
Sin embargo, la consecuencia de estas elecciones tan europeas puede ser que Gran Bretaña se vaya de la Unión Europea (UE) y Escocia se vaya de Gran Bretaña. También puede suponer recortes drásticos del gasto público, más desigualdades, sobre todo en Inglaterra.
Como votante inglés, me gustaría impedir esas cosas. Quiero que Escocia siga unida a Inglaterra, que Gran Bretaña permanezca en la UE, quiero una sociedad británica que trate de combinar la eficacia de una economía de mercado con la justicia social y la sustentabilidad medioambiental, y quiero que todos tengamos la mayor libertad individual posible siempre que sea compatible con la libertad de los demás. ¿Cómo se consigue todo eso? Es evidente que los dos únicos que tienen posibilidades de llegar a primer ministro son David Cameron y Ed Miliband, pero, para mí, elector inglés, la decisión de a quién votar es más complicada.
Está claro que, por el bien de Inglaterra, si uno quiere que Escocia se quede en Gran Bretaña, debe querer que Gran Bretaña se quede en la UE. Porque, si los ingleses deciden marcharse de la Unión Europea, pero los escoceses deciden quedarse, la líder del Partido Nacional Escocés (PNE), Nicola Sturgeon, llamará a los escoceses a acudir a otro referéndum sobre la independencia. "Brexit" es el camino más directo hacia "Scoxit".
Ahora bien, ¿cuál es la mejor forma de evitar que Gran Bretaña se vaya? Los laboristas tienen una política europea más racional y constructiva que los conservadores. Pero no estoy nada convencido de que cinco años de un gobierno laborista en minoría, débil, con una influencia palpable del PNE que alimentaría el resentimiento inglés -mientras los conservadores mantienen su unidad interna sobre la base de criticar a Europa- vayan a dejarnos en mejor posición para ganar el referéndum que, sin dudas, acabará celebrándose.
Otros aspectos son más sencillos. Según Paul Johnson, del Instituto de Estudios Fiscales, si los planes presupuestarios actuales de los conservadores se llevan a la práctica y siguen protegiendo el gasto en el Servicio Nacional de Salud, las escuelas y las pensiones, es posible que en los departamentos no protegidos haya recortes de "un extraordinario 41%" en los próximos años.
Por supuesto que debe preocuparnos el nivel de deuda pública y privada de Gran Bretaña, pero esa situación sería una locura. Si se hace realidad, el resultado no será un Estado neoliberal de mínimos ("como en los años 30"), sino algo más parecido al logotipo de los Juegos Olímpicos de Londres: un espanto.
Puede que todas estas decisiones resulten difíciles, pero el mensaje general está claro: hay que votar con la cabeza. Es decir, si está usted en una circunscripción inglesa en la que el escaño está indeciso entre laboristas y conservadores, tenga presente que el Partido Laborista va a quedar diezmado en Escocia, de modo que, si le preocupa el equilibrio global en el Parlamento, ése es un buen motivo para votar a su candidato.
Por el contrario, si reside en un distrito marginal que se juega entre conservadores y demócratas liberales, no desperdicie el voto dándoselo a los laboristas. Es importante que siga habiendo un núcleo duro de unos 35 parlamentarios centristas, capaces de entrar en coalición con laboristas o conservadores, o de influir en un gobierno de minoría tanto de derecha como de izquierda. En resumen, los ingleses deben emitir un voto estratégico para asegurar la supervivencia del centro. Que esta vez no quiere decir sólo el centro liberal de la política británica, sino de la propia Gran Bretaña.
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