Con el cambio, ganadores y no tanto
ROMA.- Como ocurre cada vez que en un país hay un cambio violento en el poder, también en el caso de Libia existen algunas naciones que salieron ganando y otras que terminaron perdiendo tras la caída de Muammar Khadafy y el triunfo de los rebeldes. Entre los primeros figuran Francia, Italia y Gran Bretaña y entre los segundos, Rusia, China y quizás Alemania.
Atraídos no sólo por los pozos y las reservas petrolíferas del desierto libio, las principales capitales del mundo están calentando motores para colocarse en primera fila en las relaciones, y los futuros negocios, con Trípoli.
Empezando por los "vecinos" de casa -como Egipto y Túnez- son más de 40 los países que reconocieron al Consejo Nacional de Transición (CNT) como legítimo representante de pueblo libio. El último país que dio este paso fue Chad, que tras la guerra de los años ?80 con Libia se había sucesivamente amigado con Khadafy.
El presidente del CNT, Mustafa Abdel Khalil, advirtió ayer que la nueva Libia "tendrá relaciones especiales sólo con aquellos países que apoyaron nuestra lucha de liberación desde el primer momento".
Todas las miradas apuntan ahora hacia los líderes del CNT, entre los que se destaca Mahmoud Jibril, el primer ministro del Consejo, que ayer fue recibido con toda pompa en Milan por Silvio Berlusconi y anteayer, en París, por Nicolas Sarkozy.
Para que no queden dudas de ningún tipo, Sarkozy aseguró que "Francia está dispuesta a proseguir con las operaciones militares... mientras el pueblo libio esté amenazado y haya bolsones de resistencia".
El premier italiano, que hasta hace muy poco recibía con abrazos a Khadafy, tampoco se quedó atrás y ayer se reunió en Milán con Jibril.
Luego del encuentro, Berlusconi anunció que Roma está dispuesta a descongelar fondos libios por 350 millones de euros.
Así como Francia, que dio el puntapié inicial tras reconocer al CNT, el 10 de marzo, Roma está en la lista de los ganadores, ya que tomó esa decisión pocos días después, el 4 de abril.
Jibril visitará también Turquía, donde el lunes se reunirá con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
En el complicado "tablero" libio, Estados Unidos figura del lado de los ganadores. Washington está presionando para que la ONU descongele 1500 millones de dólares bloqueados a raíz de las sanciones internacionales. Los fondos que serán destinados a la reconstrucción y las ayudas.
La posición de Gran Bretaña es similar. El premier David Cameron lanzó la idea de desplegar en el territorio libio fuerzas de paz.
Entre los países que pueden salir perdiendo figura Alemania. Según analistas, la canciller Angela Merkel cometió un grave error al no participar en los ataques llevados a cabo desde marzo por la OTAN.
El caso de Rusia es diferente y su postura es más clara. El presidente Dmitri Medvedev pidió a los insurgentes que negocien con Khadafy, quien -precisó- "todavía tiene cierta influencia en el país".
Pekín es otra capital clave que sigue de cerca la guerra en Libia, donde viven y trabajan unos 35 mil chinos, sobre todo en las centrales petrolíferas.
China criticó los primeros ataques de la OTAN y se abstuvo en la resolución de la ONU que dio luz verde a esa intervención militar, renunciando a su derecho de veto. En los últimos días se acercó a los rebeldes, pero podría pagar muy cara la frialdad que mantuvo con los insurgentes en respeto al principio de la "no injerencia", uno de los ejes de su política exterior.
María Bonelli
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