Coronavirus en Brasil. Lilia M. Schwarcz: "Inquieta darles a los militares el papel de tutelar el gobierno"
La destacada historiadora brasileña alerta sobre una sociedad que parece anestesiada
Río de Janeiro.- En momentos en los que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro se apoya, esencialmente, en el llamado pilar militar, muchos se preguntan cuáles son los riesgos que corre Brasil en el corto y mediano plazo. Lo que preocupa no es solo la presencia de 2500 militares en el gobierno (muchos retirados): es la combinación de esta situación inédita desde la vuelta a la democracia, en 1985, con un alto nivel de intolerancia social, empezando por el mismo jefe de Estado.
En palabras de Lilia Moritz Schwarcz, profesora de las universidades de Princeton y de la federal de San Pablo (USP), "lo que inquieta es la idea de darle a los militares el papel político de tutelar al gobierno". En una entrevista con LA NACION, la historiadora dijo que "existen muchos imponderables hoy en Brasil y una sociedad que parece anestesiada".
-Brasil nunca tuvo tantos militares en un gobierno democrático. ¿Qué opina sobre este fenómeno?
-Muchos historiadores destacaron el papel tutelar de los militares en la política brasileña. Por otro lado, al contrario de otros países, en Brasil no hubo una política de resarcimientos, no hubo comisiones de la verdad que hicieran un trabajo profundo sobre lo que pasó en la última dictadura (1964-1985). Digo todo esto porque en momentos de crisis como el que estamos viviendo aparecen los diferentes relatos y, en el caso de Brasil, ellos apuntan a dos grandes temas: negar la esclavitud y el golpe de Estado de 1964. Tenemos un Ejército que nació con la idea de salvador de la patria, la idea del mesianismo. Y esta idea permanece en momentos en que tenemos esta presencia enorme de militares en el poder.
-¿Los militares que están con Bolsonaro creen ser los que van a salvar a Brasil?
-Sí, esa es un poco la idea. Cuando uno pone militares en el poder, hay riesgo. Bolsonaro prometió un gabinete técnico y hoy tenemos nueve de los 22 ministros militares y, en total, alrededor de 2500 militares en cargos estatales. Las Fuerzas Armadas van, lentamente, asumiendo puestos estratégicos. Y eso me preocupa. Tenemos un gobierno cívico, pero copado de militares. Eso, sumado a las actitudes autoritarias de Bolsonaro, inquieta. Digamos, dos más dos es igual a cuatro.
-¿Qué escenarios podemos trazar para el corto y mediano plazo?
-Me preocupa el discurso autoritario del presidente y la presencia de los militares en su gobierno. En nuestra historia, cuando los militares ocuparon espacios de poder dieron un golpe. Hoy vivimos en un estado de emergencia sanitaria, tenemos el Ministerio de Salud comandado por un militar porque sus antecesores no estuvieron de acuerdo con el presidente. En estados de emergencia como estos, se puede aprovechar para intervenir en otros poderes, reducir el poder de gobernadores y alcaldes.
-¿Se puede pensar en escenarios como, por ejemplo, el cierre del Congreso Nacional?
-Hasta el momento, las instituciones democráticas están sólidas. La Cámara de Diputados viene bloqueando iniciativas del gobierno, bueno, toda democracia tiene fallas y puede ser perfeccionada. Pero creo que hay que estar atentos por la presencia militar y su papel de tutela. La ampliación de una fuerza que debería ocuparse de proteger nuestras fronteras y evitar el caos social no es un tema menor. No podemos dejar de mirar eso y ver, además, que Bolsonaro le dio enormes beneficios a los militares desde que asumió el poder.
-Ante esto, en plena pandemia, la reacción social son cacerolazos en las ventanas y balcones...
-Me preocupan los silencios de la sociedad y de la oposición política. Tenemos una oposición que calla, un gobierno descontrolado y apoyado por personas que lo siguen ciegamente. El video de la reunión del día 22 nos mostró ministros totalmente subordinados al presidente y viviendo en una realidad paralela. El ministro de Educación diciendo que no será esclavo del Partido Comunista, ¿de donde sale eso? Bueno, si tenemos un presidente que exalta torturadores después de 35 años de democracia, qué podemos esperar.
-Un presidente que defiende armar a la sociedad...
-Sí, claro, caminamos a tener una sociedad armada. Eso en un país que tiene altos niveles de intolerancia es muy delicado. Estamos retrocediendo muchos años, perdiendo conquistas sociales en nombre de una modelo nacionalista, cristiano, que no reconoce a los negros, los indígenas. Habíamos logrado reconocer y aceptar nuestras diferencias y ahora estamos dando pasos para atrás. No se trata de un gobierno conservador, porque ellos pueden ser buenos. El problema es tener un gobierno retrógrado, que tira por tierra conquistas que llevaron muchos años. Tenemos crisis en la salud, en la política, en la economía y una crisis moral. Es imposible saber cómo vamos a salir de todo esto.
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