Coronavirus: el Papa retomará las audiencias generales con fieles la semana que viene
ROMA.- Después de seis meses "enjaulado" debido a las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus, el papa Francisco retomará las audiencias generales con presencia de fieles el miércoles próximo, 2 de septiembre, pero no en la Plaza San Pedro, sino en el Patio de San Dámaso, un lugar mucho más pequeño, "por motivos sanitarios".
Así lo informó hoy el Vaticano, que en un comunicado precisó que la participación "será abierta a todos aquellos que lo desean, sin necesidad de entradas" y que podrá ingresarse a partir de las 7.30 de la mañana a través del famoso Portón de Bronce del Palacio Apostólico, que se encuentra a la derecha de la columnata de Bernini.
Para el papa Francisco, que debió suspender las audiencias generales con público el 7 de marzo pasado debido a la emergencia de coronavirus, retomar este encuentro semanal con la gente será una bocanada de oxígeno. Todo el mundo sabe cuán importante es para el Pontífice el contacto real con los fieles, que se vio obligado a cortar para evitar la difusión de un contagio que afectó también al Vaticano, que hasta ahora dio a conocer una docena de casos.
Pese a una pandemia que castigó especialmente a Italia, que hasta ahora contabiliza más de 35.400 muertos, el Papa siguió estando presente virtualmente con misas matutinas –durante los dos meses que fueron suspendidas las celebraciones eucarísticas en la península–, con audiencias generales, así como con la oración del Angelus dominical, realizados por streaming desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.
Al mejorar la situación epidemiológica y al avanzar el desconfinamiento en Italia, en junio pasado el Papa retomó la celebración del Angelus desde la ventana de su despacho, con fieles en la Plaza de San Pedro.
Pese a ello, debido a las medidas de prevención que reinan en el mundo, si bien en los últimos dos meses comenzaron a volver a verse algunos fieles y turistas en el Vaticano, aún siguen ausentes las grandes masas. Y las tiendas que venden artículos religiosos y demás souvenirs de la Vía della Conciliazione siguen semi-desiertas y con sus dueños quejándose por una crisis económica brutal.
Justamente teniendo en cuenta esta crisis sin precedente, al retomar las audiencias generales en agosto, después de una pausa de descanso en julio, el Papa comenzó una serie de catequesis sobre cómo sanar el mundo después de la crisis generada por el Covid-19.
La desigualdad, un virus que viene de una economía enferma
En este marco, en la audiencia general de hoy –la última desde la Biblioteca y sin fieles–, también habló de la pandemia, que agravó problemas sociales, sobre todo la desigualdad, que definió como "un virus que viene de una economía enferma".
"En el mundo de hoy, unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. Repito esto porque nos hará pensar: pocos muy ricos, un grupito, poseen más que todo el resto de la humanidad. Esto es estadística pura. ¡Es una injusticia que clama al cielo!", lamentó. "Al mismo tiempo, este modelo económico es indiferente a los daños infligidos a la casa común. No cuida de la casa común", denunció, con palabras fuertes.
"La desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer poseer, de querer dominar a los hermanos y las hermanas, de querer poseer y dominar la naturaleza y al mismo Dios. Pero este no es el diseño de la creación", indicó también, al recordar que para la doctrina social de la Iglesia «la propiedad de un bien hace de su dueño un administrador de la providencia para hacerlo fructificar y comunicar sus beneficios a otros».
"Nosotros somos administradores de los bienes, no dueños. Administradores. Para asegurar que lo que poseemos lleve valor a la comunidad, la autoridad política tiene el derecho y el deber de regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad. La subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes [...] es una "regla de oro" del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social".
"Nosotros estamos viviendo una crisis. La pandemia nos ha puesto a todos en crisis. Pero recuerden: de una crisis no se puede salir iguales, o salimos mejores, o salimos peores", también reiteró. "Esta es nuestra opción. Después de la crisis, ¿seguiremos con este sistema económico de injusticia social y de desprecio por el cuidado del ambiente, de la creación, de la casa común?", preguntó. "Pensémoslo", pidió. "Si cuidamos los bienes que el Creador nos dona, si ponemos en común lo que poseemos de forma que a nadie le falte, entonces realmente podremos inspirar esperanza para regenerar un mundo más sano y más justo", concluyó.
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