Coronavirus. Pese al rebrote, el llamado al “autoconfinamiento” tuvo poco eco en Barcelona
BARCELONA.– Aunque las autoridades de Barcelona pidieron a unos tres millones de personas quedarse en sus casas 15 días por el rebrote del nuevo coronavirus –no es obligatorio–, miles de ciudadanos llenaron las playas y más de 417.000 autos salieron del área metropolitana, en plena temporada de verano.
La ciudad española empezó a aplicar este sábado las medidas dispuestas por el gobierno catalán para frenar la proliferación de casos, que se triplicaron en una semana. Entre ellas está la recomendación de no salir de casa si no es necesario, la prohibición de reunirse más de diez personas y el cierre de teatros, cines, boliches y salas de conciertos. Sin embargo, la Guardia Urbana de Barcelona tuvo que cerrar el acceso a cinco de las playas de la capital catalana ante una afluencia masiva de bañistas.
Pese a ello, otros se lamentan por el impacto económico que creen que generarán las nuevas medidas. "Justo que se empezaba a notar un poco de reactivación y había algún turista extranjero, es un paso atrás", dijo Quintana, de 35 años, desde el interior del bar. "Si vuelven a imponer confinamiento y nos obligan a cerrar, yo bajaré la persiana, pero con mi cuello debajo, a modo de guillotina, porque no podremos subsistir", añadió.
El rebrote en Cataluña es el más grave, junto a otro de Aragón, entre varias decenas detectados desde que el gobierno de Pedro Sánchez puso fin a la mayoría de sus restricciones por el coronavirus, el 21 de junio, luego de 99 días de cuarentena. Barcelona y su área metropolitana concentran el 70% de los nuevos casos de la región.
La enfermedad tuvo su pico en España entre fines de marzo y principios de abril, con entre 800 y 900 muertos por día, pero luego comenzaron a remitir los contagios y decesos. Hasta ahora se registraron 28.420 muertes.
La pandemia también dañó gravemente el tejido económico español, especialmente en sectores como el transporte y el turismo, que confiaba en mitigar pérdidas durante el verano. Pero enfrente de la basílica de la Sagrada Familia, uno de los monumentos más visitados de Barcelona, los turistas se contaban con los dedos de las manos, en muchos casos ajenos a las nuevas restricciones.
Turismo
"Se ven algunos turistas, pero son pocos. Y luego vienen y se encuentran con que la Sagrada Familia está cerrada y el bus turístico no funciona", dijo Joan López, un quiosquero de 39 años, frente al templo.
Aunque necesita el turismo "como el aire que respira", dijo López, se mostró a favor de medidas estrictas para reducir al máximo el virus. "Con recomendaciones, la gente no hace caso. La ciudad parece vacía, pero porque el viernes se fueron todos fuera de fin de semana. La gente se fue antes de que nos encerraran", señaló.
Aunque el gobierno pidió a los más de tres millones de habitantes de Barcelona y su área metropolitana no hacerlo, los servicios de tránsito registraron la salida de unos 417.000 vehículos hacia las zonas costeras cercanas.
El director de la Unidad de Monitoreo de Coronavirus de La Generalitat, Jacobo Mendioroz, admitió que tal vez fue "un error" no haber prohibido las salidas de la ciudad. Y advirtió que, después de las medidas para contener nuevos brotes, el siguiente paso, en los próximos 15 días, podría ser un nuevo encierro obligatorio en el hogar para todos los ciudadanos de Barcelona.
Olga Torres, que tomaba un refresco con una amiga en una terraza, esperaba que no se llegara a ese extremo. "No hace ninguna gracia pensar que nos volverán a confinar, pero creo que se lo pensarán mucho porque económicamente será una hecatombe", dijo esta mujer de 55 años.
Y a la espera de calcular los daños de este paso atrás, se multiplican las críticas al gobierno separatista catalán, acusado de falta de preparación para controlar la enfermedad. Y eso a pesar de que durante meses, las autoridades locales reprobaron la gestión del gobierno central, dando a entender que de haber tenido plenas competencias, ellos habrían logrado mejores resultados.
El ministro de Salud español, Salvador Illa, aseguró que los de Cataluña son casos de transmisión comunitaria, y que eso implica mayor dificultad para trazar contactos y relacionarlos con focos pequeños concretos.
Lo que sucede en España también es motivo de preocupación para los vecinos europeos. El primer ministro de Francia, Jean Castex, afirmó que su país sigue de cerca el aumento incesante de los contagios en Cataluña.
Agencias AFP y AP
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