Cortocircuito diplomático entre Italia y Francia
ROMA.- Un cortocircuito diplomático entre Italia y Francia se desencadenó hoy después de que cinco policías aduaneros del país transalpino irrumpieron en un centro que ayuda a migrantes de Bardonecchia –localidad de montaña ubicada en el Piamonte, al noroeste, cerca del límite fronterizo-. La irrupción causó indignación en Italia, que decidió convocar al embajador francés, Christian Masset, para que diera explicaciones.
Según fuentes de prensa, el episodio ocurrió ayer por la noche en la base "Freedom Mountain" de Bardonecchia, donde médicos y enfermeros de la asociación Rainbow for Africa y mediadores culturales de la municipalidad –pagados con fondos del Ministerio del Interior-, asisten a los migrantes que arriesgan sus vidas en el intento de cruzar la frontera para llegar a Francia.
A diferencia de lo ocurrido otras veces, cuando policías aduaneros acompañaban de vuelta a los migrantes a Italia, dejándolos en frente al local, que se encuentre en frente de la estación de Bardonecchia, según testigos, la patrulla irrumpió en la sede, con actitud autoritaria, acompañando a un joven migrante. Los agentes intimaron a los presentes a alejarse, mostrando armas. Y obligaron al joven, un nigeriano sospechado de tráfico de droga, a ir al baño para hacerle un examen de orina.
En ese momento, los operadores del centro llamaron a la policía y al alcalde, que acudieron de inmediato e hicieron salir a los policías franceses. "No tenían derecho a entrar, ningún policía italiano se hubiera permitido hacer lo mismo en Francia", dijo el acalde, Francesco Avato."
"No somos el toilette de Macron"
El incidente provocó gran revuelo en Italia, país de Europa que recibió en los últimos años miles de migrantes que escapan de la miseria, mientras que Francia les cierra las puertas porque los considera "migrantes económicos".
"El comportamiento de los agentes franceses en Bardonecchia es un hecho gravísimo. Que Italia llame a [el presidente francés, Emmanuel] Macron y que le recuerde que somos un país soberano, no una provincia de Francia. Los exámenes de orina pueden tomarlos en los baños franceses, no somos el toilette de Macron", clamó Augusta Montaruli, parlamentaria turinesa de un partido de derecha.
"Los hechos de Bardonecchia son graves, así seguramente no se hace una nueva Europa", coincidió Maurizio Martina, secretario del Partido Democrático, de centroizquierda. Opinó parecido el expremier italiano Enrico Letta: "La irrupción de la policía francesa en Bardonecchia es el enésimo error sobre la cuestión migrantes. Después en Europa se asombran por el éxito electoral en Italia".
"La cancillería hizo bien en convocar al embajador francés. Lo ocurrido en Bardoneccha debe ser aclarado por completo en todos sus aspectos", tuiteó Luigi Di Maio, candidato a primer ministro del Movimiento Cinco Estrellas, el partido más votado en las elecciones del 4 de marzo pasado.
No se quedó atrás Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga Norte y también aspirante a jefe de gobierno, al frente de una coalición de derecha: "¡Otra que expulsar a los diplomáticos rusos, aquí hay que alejar a los diplomáticos franceses!", clamó. Y aprovechó para prometer que si él llega al gobierno "Italia volverá a levantar cabeza en Europa". "No tenemos que aprender lecciones de nadie, desde Macron a Merkel y nosotros controlaremos nuestras fronteras".
París, en tanto, intentó explicar su actitud en base a un acuerdo que se remonta a 1990, un pacto que la cancillería italiana hizo saber que había dejado de funcionar desde hace tiempo.
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