Incertidumbre en Medio Oriente: Sharon sigue grave. Crece en Israel la polémica por el tratamiento médico
Cuestionan cómo fue la hospitalización
JERUSALEN.- La nueva operación a la que fue sometido ayer Ariel Sharon reavivó en la prensa israelí la controversia sobre los tratamientos que seguía el gobernante tras el ataque isquémico del mes pasado, y sobre las condiciones de su hospitalización el miércoles por la noche.
Según los medios de comunicación israelíes, la hemorragia cerebral que afectó a Sharon habría sido favorecida por los anticoagulantes suministrados tras el ataque del pasado 17 de diciembre, para impedir la formación de otros coágulos de sangre en el cerebro.
Los diarios dudan también sobre los tiempos de la hospitalización, el miércoles, y se preguntan por qué al aparecer los primeros síntomas de un malestar no se decidió internar al premier, que estaba en su granja de Neghev, en el vecino hospital de Beersheva.
Otro de los interrogantes es por qué, una vez tomada la decisión de transportarlo a Jerusalén, no se llamó a un helicóptero para asegurar un rápido traslado. El diario Haaretz se pregunta asimismo por qué el premier, cuyas condiciones de salud eran frágiles, fue autorizado por los médicos a alejarse de Jerusalén y viajar a su granja de Neghev, en vísperas de una operación de corazón prevista tras la isquemia cerebral sufrida en diciembre, y programada para el jueves por la mañana.
Un "director de hospital" citado por Haaretz, que pidió que no publicara su nombre, afirmó "preguntarse sobre la dosis de los anticoagulantes" suministrados a Sharon. "Mi impresión es que no tuvo los mejores tratamientos médicos", dijo. "Seguramente estas inyecciones no lo favorecieron", explicó también el neurólogo Yonathan Streiflerdel.
Sin embargo, otro neurólogo, Aharon Grossman, dijo que el suministro de anticoagulantes después de un ictus "es un tratamiento prácticamente obligado, en caso contrario existe el gran riesgo de la formación de nuevos coágulos de sangre en el cerebro".
A las críticas sobre la hospitalización se respondió que el malestar de Sharon no fue considerado por su médico personal, Shlomo Seghev, tan grave como para imponer una internación en Beersheva, y que pareció más lógico llevarlo en ambulancia a Jerusalén, donde al día siguiente de todos modos debía ser operado. Además, se explicó que no se hizo llegar un helicóptero porque la demora para la llegada y el traslado no difería demasiado a si se utilizaba una ambulancia.
Pero en medio de la polémica sobre si la gravedad del cuadro que sufrió Sharon el miércoles en la noche fue mucho mayor por culpa de los anticoagulantes, tampoco faltaron los comentarios críticos hacia la prensa, que el mismo día del ataque publicó "revelaciones" sobre presuntas nuevas acusaciones de corrupción contra la familia Sharon, que habrían provocado una fuerte irritación al premier horas antes del nuevo derrame.
Tras el ataque del mes pasado, además, la prensa manifestó dudas sobre las capacidades del premier, lo que supuestamente contribuyó a su regreso acelerado al trabajo, sin período de convalecencia. "Los medios deberían preguntarse qué papel tuvieron en la presión que impulsó a Sharon a volver al trabajo antes de lo debido", escribió hoy el Jerusalem Post.
El doctor Félix Umansky, uno de los dos médicos argentinos que operaron a Sharon, desmintió las críticas publicadas por la prensa israelí sobre una posible desorganización o pérdida de tiempo a la hora de trasladar al premier desde el sur de Israel hasta Jerusalén. "Es una total mentira. El primer ministro llegó consciente al hospital y su estado se deterioró aquí", dijo.