Cuba, Venezuela y Nicaragua dieron su apoyo a Khadafy
Según Castro, EE.UU. planea invadir Libia; para Ortega, el líder africano "libra una gran batalla"
LA HABANA.- Cuba, Venezuela y Nicaragua se diferenciaron ayer de la lluvia de condenas internacionales al régimen libio de Muammar Khadafy, con lo que rompieron el consenso de los gobiernos latinoamericanos sobre las revueltas en el mundo árabe.
Hace poco menos de dos semanas, los gobiernos de la región celebraron la caída de Hosni Mubarak en Egipto o bien se mantuvieron en silencio. No ha sido así respecto del régimen de Khadafy.
Mientras algunos gobiernos de la región, como Brasil, Perú y Chile, condenaron abiertamente la violenta represión contra los manifestantes libios, el líder cubano Fidel Castro denunció que Estados Unidos y la OTAN planean una inminente invasión del país.
Por su parte, el gobierno de Hugo Chávez se mostró preocupado por la situación "en el país hermano". Y el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, expresó sin ambigüedades su solidaridad con el dictador libio.
En una de sus habituales "reflexiones", Fidel Castro rompió el coro internacional de críticas a Khadafy, y acusó a Washington de querer aprovecharse de la revuelta en Libia para invadir la nación y apoderarse de sus reservas de petróleo. Castro, de 84 años, fue un hombre cercano a Khadafy y comparte con él un pasado revolucionario, un enemigo común -Estados Unidos- y un dudoso récord: haber superado las cuatro décadas ininterrumpidas en el poder.
"Lo que para mí es absolutamente evidente es que al gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días", escribió Castro en su columna publicada ayer en los órganos de expresión cubanos con un título revelador: "El plan de la OTAN es ocupar Libia". Sobre las denuncias de la comunidad internacional por la brutal represión del régimen contra los manifestantes, Castro afirmó: "Habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con rigor cuánto hay de verdad o mentira, o una mezcla de hechos de todo tipo que, en medio del caos, se produjeron en Libia".
Por su parte, Chávez, que todavía no se ha pronunciado personalmente sobre la crisis en Libia, se vio sorprendido anteayer por un rumor que situaba a Khadafy de camino a Venezuela.
La falsa información fue difundida por el canciller británico, William Hague, y desmentida horas después por su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, que emitió un comunicado en el que negaba la salida del líder libio de su país y reafirmaba la "amistad" entre ambos gobiernos. Chávez se reunió con Khadafy en octubre pasado durante un viaje oficial a Trípoli para firmar varios acuerdos comerciales.
Dentro del eje bolivariano, el mandatario más condescendiente con el dictador libio fue Daniel Ortega. Para el presidente nicaragüense, Khadafy "está librando una gran batalla [?] y en estas circunstancias está buscando dialogar, pero defendiendo la integridad de la nación". Ortega expresó su solidaridad con el dictador libio, con quien ha estado en comunicación telefónica en las últimas horas, según reveló. La semana pasada, Libia condonó a Nicaragua cerca de 200 millones de dólares de deuda.
El gobierno de Evo Morales se limitó a pedir a Khadafy y al "pueblo" libio la búsqueda de una vía pacífica para resolver la crisis. En contraste con el tono indulgente del eje bolivariano, la represión del régimen libio fue condenada por Brasil, que consideró "inaceptable" el uso de la violencia. Los gobiernos de Chile, Costa Rica y Paraguay exigieron el fin de la represión.
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