Perfil. De militante maoísta a líder conservador
Atrás quedaron sus épocas de militancia en el maoísmo, una experiencia que su biografía oficial evita mencionar.
Como primer ministro de Portugal, José Manuel Durão Barroso cimentó su reputación de político conservador, de acérrimo defensor del rigor presupuestario, de europeísta declarado y de pro norteamericano, a la vez.
Esto último llevó a que el futuro presidente de la Comisión Europea, de 48 años, apoyara la guerra en Irak, a pesar del amplio rechazo de los portugueses.
El ahora ex premier incluso se arriesgó a provocar la furia del electorado cuando, en marzo de 2003, ofició de anfitrión en la cumbre de las Azores, en la que Estados Unidos, Gran Bretaña y España dieron luz verde a la invasión del país árabe.
El hecho de no haber aparecido en el primer plano de la famosa foto de la reunión, sin embargo, puede haber contribuido a despejar el camino de Durão Barroso a Bruselas. Algunos, además, apuntan a su bajo perfil, su evidente falta de carisma y su relativo anonimato como sus mejores cartas de presentación.
Pero él prefiere atribuir su éxito a dos de sus rasgos más distintivos: constancia y tenacidad. Gracias a ellos fue que logró un esquivo acuerdo de paz en Angola, en 1991, o un destacado papel en el proceso que llevó a la independencia de Timor Oriental.
Sus primeros pasos en la política los dio en 1974, tras la Revolución de los Claveles, que puso fin a la dictadura cimentada por António de Oliveira Salazar. El joven estudiante de Derecho, que no era ajeno a la efervescencia política que se respiraba entonces en Portugal, se unió a las filas de un movimiento maoísta clandestino, una de las organizaciones más radicales de la extrema izquierda.
Fue en ese período cuando conoció a su actual mujer, Margarida Sousa Uva, con quien tuvo tres hijos.
Los aires revolucionarios le duraron poco. En 1977, este eximio orador, que, además de portugués, habla español, inglés y francés con fluidez, abandonó el partido para concentrarse en su formación académica. Completó sus estudios en Ginebra y en la Universidad de Georgetown.
En 1980, con el regreso de la democracia a Portugal, se unió a la socialdemocracia. El gran salto lo daría poco después de la mano de su mentor, el premier Aníbal Cavaco Silva (1985-1995), que lo nombró secretario de Estado de Interior con apenas 29 años. En su fulgurante carrera ocupó los cargos de canciller, presidente del Partido Social Demócrata y, en marzo de 2002, primer ministro.
Su paso al frente del gobierno se caracterizó por una dura política de austeridad financiera y choques con los sindicatos. Atrás, muy atrás, había quedado su paso por el maoísmo.
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