"De repente el piso se empezó a mover y fue tan fuerte que entré en colapso"
Los argentinos que viven en la capital del país destacaron la potencia del movimiento; "el ambiente en la calle es un horror"
Duró un minuto, se movió todo: desde los edificios hasta los autos que estaban estacionados. Después llegaron la psicosis y el caos en la calle. Los testimonios de los argentinos que viven en Ciudad de México se parecen bastante. Todos concuerdan en que el sismo de ayer, de 7,1° en la escala de Richter, que dejó hasta ahora por lo menos 135 muertos, se sintió mucho más fuerte que el de hace 12 días, que tuvo epicentro en el mar, cerca de la costa del Pacífico.
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"Yo estaba en mi casa, en [el barrio] Roma Norte, cocinando unas hamburguesas, cuando de repente el piso se empezó a mover y fue tan fuerte que entré en colapso. Las luces de la calle se balanceaban. Mi primera reacción fue apagar las hornallas y la llave de gas y salir corriendo", cuenta a LA NACION Delfina Stabile, una piscóloga de 25 años que trabaja en Uber.
Cuando la joven salió a la calle, todo era una nube de polvo. "No se veía nada. Atrás de donde vivo se había caído un edificio", agrega la joven. Luego del sismo, Stabile volvió a subir a su departamento sólo para buscar cosas esenciales, porque le habían dado la orden de evacuar. Se dio cuenta de que estaba inundado, pero era tarde para limpiar. Se puso unos zapatos, buscó sus llaves y se fue caminando para el Sur, a lo de una amiga. "El ambiente en la calle es un horror. Piden sogas, baldes y frazadas para los que quedaron atrapados", dice.
La Cancillería informó que hasta anoche no había víctimas argentinas por el sismo y agregó que la sede diplomática en la capital había sido evacuada.
Santiago Martínez Casas, de 28 años, también tuvo que dejar su departamento. Volverá luego de que Protección Civil chequee el edificio, cuenta. El joven, que vive desde hace seis meses en Ciudad de México, estaba en la oficina cuando se produjo el sismo.
"Empezó mucho más fuerte que la otra vez [dice con relación al sismo de Oaxaca , que dejó 98 muertos ]. No llegamos a evacuar. Nos quedamos debajo de las vigas y se empezaron a resquebrajar las paredes. La gente bajaba por las escaleras y se caía", relata. Según el argentino, lo peor llegó después. Como las comunicaciones estaban cortadas, la gente no se podía comunicar con sus familiares y muchos se asustaron.
"Los mexicanos tenían pánico porque vivieron el terremoto de 1985. Hasta diría que tenían más pánico que yo", agrega Martínez Casas. El 19 de septiembre de 1985 México sufrió el peor terremoto de su historia. El sismo dejó por lo menos 10.000 muertos (aunque las cifras difieren, según las fuentes) y generó amplios destrozos en la capital.
Para Exequiel Tedesco, un contador público de 32 años, este terremoto ni se compara con el de Oaxaca. "El otro ni lo sentí, yo estaba en el auto. Éste, en cambio, fue muy fuerte. Nunca viví algo así. Es como estar en un samba. La zona donde vive la mayoría de los argentinos, en Condesa y Roma Norte, quedó muy destruida", dice, mientras de fondo se escuchaban las sirenas.
Tadeo García Binda, de 31 años, coincide con Tedesco en que este terremoto fue mucho más potente en la capital. "Estaba en la oficina y de repente se empezaron a mover las lámparas, los vasos, fue como un shock. En la calle, los autos que estaban estacionados se balanceaban. Después, caminando por Condesa, vi varios edificios caídos, un auto aplastado por escombros, macetas tiradas en la calle", relata.
"Creo que en esos momentos es cuando te das cuenta de lo que importa: ponerte a salvo y que las personas que querés estén bien. El resto pasa a otro plano", concluye.
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