El sexgate acorrala a Clinton. Descarnado informe del fiscal Starr
Por primera vez, el mandatario pidió perdón a Monica Lewinsky; para su abogado, no hay pruebas para un juicio político.
WASHINGTON.- Sexo explícito. Léase con precaución. Prohibido para menores. No deje la computadora al alcance de los chicos. Las advertencias resultaron vanas: Internet se vio virtualmente saturada, sin llegar a emular una congestión de tránsito a la salida del trabajo, después de que la Cámara de Representantes aprobó, por 363 votos contra 63, la difusión por ese medio del informe en el que el fiscal Kenneth Starr recomienda el juicio político de Bill Clinton por obstrucción de las investigaciones, manipulación de testigos, perjurio y abuso de poder, entre los 11 delitos que halló en contra del presidente, a raíz que la relación que mantuvo con Monica Lewinsky mientras era becaria de la Casa Blanca.
La difusión por Internet del informe, de 445 páginas, fue algo tan novedoso, e insólito, como la filmación de Titanic II (en estudio, por cierto). Y, a su vez, provocó conmoción, ya que se trata de un recuento descarnado, con gráficos incluso, de los encuentros entre ambos, con prácticas poco usuales, como el uso de un cigarro, sexo telefónico y sexo oral mientras él hablaba por teléfono con congresistas.
De nada valieron los intentos de los abogados de Clinton de evitar que cobrara estado público ni las disculpas que él mismo le pidió por primera vez a Lewinsky desde que estalló el escándalo. Fue ayer por la mañana, en un tenso desayuno con representantes de varias religiones. Es un rito de cada año, pero éste, en especial, tuvo particular trascendencia, sobre todo por el pedido de renuncia que le había formulado Paige Patterson, el jefe de su propia Iglesia, la Bautista del Sur, y por el rechazo que provoca entre ellos el adulterio.
"No creo que haya una forma elegante de decir que he pecado -admitió Clinton, como si hablara con su confesor-. Es importante para mí que todos los que han sido lastimados sepan que la pena que siento es sincera. En primer lugar, lo más importante, mi familia, pero también mis amigos, mi personal, mi gabinete, Monica Lewinsky y su familia, y el pueblo norteamericano. El lenguaje legal no puede ocultar que he obrado mal."
Los abogados de Clinton fallaron en su intento de detener la estampida: la Comisión de Normas de Representantes rechazó una enmienda por la que iban a tener el privilegio de acceder al informe 48 horas antes que la gente. El jefe del equipo, David Kendall, no obstante ello, criticó ayer con dureza a Starr: dijo que los 40 millones de dólares que lleva gastados en investigar el caso Whitewater, negocio inmobiliario de Arkansas, terminaron en la descripción de una aventura que, a su juicio, es insuficiente para promover un juicio político.
Por las ramas
"¿Dónde está el Whitewater?", se preguntó Kendall. Clinton, según él, ya se disculpó de la relación impropia que mantuvo con Lewinsky. Los encuentros entre ellos, por más escandalosos que hayan sido, no ameritan un proceso en el Congreso, señaló. "El propósito principal de esta investigación es avergonzar al presidente, ya que se trata de un relato parcial de su conducta sexual", agregó.
En un documento en defensa de Clinton, de 73 páginas, Kendall sostiene que no cometió perjurio, ya que no declaró ante los abogados de Paula Jones que no haya estado a solas con Lewinsky; que no obstruyó las investigaciones, ya que no exigió a su secretaria, Betty Currie, que se negara a colaborar con la fiscalía; que no manipuló a testigos, ya que no obligó a Lewinsky a negar nada ante los abogados de Jones, y que no abusó del poder cuando permitió que su gente rechazara la existencia de la relación.
Pero Starr indica en el informe que Clinton mintió en varias ocasiones, sobre todo ante los abogados de Jones, el 17 de enero, y ante el gran jurado, el 17 de agosto. También señala que intentó influir sobre los testigos que pudieron refutar sus declaraciones, que facilitó los planes de uno de ellos para negarse a brindar testimonio y que alentó a otro a presentar una declaración falsa.
"A todos les he pedido perdón, pero, para ser perdonado, hace falta algo más que estar apenado -dijo ayer Clinton en el desayuno con las autoridades religiosas-. Al menos, dos cosas más. Primero, un arrepentimiento genuino, la decisión de cambiar y de reparar los errores que he cometido. Yo estoy arrepentido. En segundo lugar, sé que necesito la ayuda de Dios para ser la persona que quiero ser, y para tener la voluntad de seguir adelante."
Compungido, herido en su orgullo, triste, casi derrotado, estaba Clinton. Su rostro, habitualmente expresivo, parecía presenciar el funeral de un ser querido. En su arrepentimiento en público, uno más después de haberse disculpado ante los senadores demócratas y los miembros del gabinete, Clinton no dejó entrever que estuviera dispuesto a renunciar: "Redoblaré mis esfuerzos para llevar al país y al mundo hacia la libertad, la prosperidad y la armonía -señaló-. Si mi arrepentimiento es genuino y sostenido, si puedo mantener mi espíritu y mi corazón fuertes, entonces algo bueno puede surgir de esto para nuestro país, así como para mí y para mi familia". Hillary, en un acto al cual asistió anteanoche con él, procuró demostrar que continúa a su lado.
Cacería de brujas
Pero todo se resume ahora en la recomendación de Starr al Comité Judicial de la Cámara de Representantes, presidido por el republicano Henry Hyde: "Existen evidencias sustanciales y creíbles que llevan a iniciar un juicio político al presidente, debido a su conducta en la investigación de su relación con la ex becaria de la Casa Blanca".
El informe llegó sin aviso, el miércoles, con 36 cajas de documentos, mientras los congresistas aterrizaban de sus vacaciones y Kendall veía cómo se desvanecía su pedido de verlo con anticipación, de modo de preparar un escrito paralelo que atenuara los cargos por una relación que comenzó en noviembre de 1995, durante el cierre parcial de la administración pública ( shutdown ) a raíz de las demandas de la oposición republicana de que Clinton achicara drásticamente el gasto público.
El informe dice que "el presidente se embarcó en una estrategia de engaño al pueblo norteamericano y al Congreso desde enero de 1998".
Entre otras revelaciones, en él están las pruebas de ADN que fueron realizadas en el vestido azul que Lewinsky atesoró con manchas de semen. El resultado fue comparado con una muestra facilitada por Clinton. Pertenecen a él.
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