Devastada por la guerra, Aleppo encara una gigantesca reconstrucción
La infraestructura de la que fuera la capital económica del país quedó en ruinas; sólo el 20% de los barrios tiene agua
ALEPPO.- Um Fayez lleva dos años sin poder usar su lavarropas por falta de electricidad. Como todos los habitantes de Aleppo espera con impaciencia las obras de reconstrucción de la que era una de las ciudades más bellas de Siria antes de la guerra, que estalló en marzo de 2011.
"Lavamos a mano, pero el agua es muy fría. Ya no aguanto más", lamenta la mujer, sentada en la oscuridad frente a una pila de ropa sucia, en su casa del barrio central de Furqan.
Luego de cuatro años de combates y la evacuación de decenas de miles de rebeldes y civiles, el régimen del presidente Bashar al-Assad anunció el 22 pasado la reconquista total de la segunda mayor ciudad del país, tras adueñarse de los últimos barrios insurrectos del Este.
En la ex capital económica de Siria, más del 50% de los edificios y de la infraestructura quedaron parcial o totalmente destruidos, según una evaluación preliminar optimista del ayuntamiento.
El conflicto provocó la relocalización forzosa de la industria, arruinó el célebre casco antiguo y privó a los habitantes de servicios básicos como la electricidad y el agua.
"Vendimos la aspiradora. ¿De qué nos sirve si no tenemos electricidad?", dice Fayez, que es madre de dos chicos. Su marido acaba de volver de su pastelería, al caminar en la oscuridad con la ayuda de una linterna.
Los combates terminaron hace dos años con la principal central eléctrica de la zona, la de Sfire, al sudeste de Aleppo. En cada barrio se oye el zumbido de los generadores, enchufados a las casas mediante una maraña de cables. Pero cada día se apagan a medianoche para ahorrar combustible.
Se van a construir nuevas líneas de alta tensión para llevar electricidad desde la vecina provincia de Hama, dice un responsable del Ministerio de Electricidad sirio.
Las obras, que durarán entre seis meses y un año y medio, costarán más de 4000 millones de libras sirias (unos ocho millones de dólares), indicó el funcionario.
Los habitantes tampoco tienen agua corriente, ya que la principal estación de bombeo de Suleiman al-Halabi sólo funciona a un tercio de su capacidad, debido a los intensos combates.
"Suministramos agua a menos del 20% de los barrios de Aleppo. Antes de la crisis alcanzábamos el 70%", lamenta Issa Korjé, mecánico jefe de la estación.
Problemas
En un país muy fragmentado por culpa de la guerra y de sus múltiples protagonistas, Aleppo afronta un problema adicional: el agua le llega principalmente desde la presa del Éufrates, en la vecina provincia de Raqqa y controlada por los jihadistas de Estado Islámico (EI).
"El grupo corta a menudo nuestro suministro", dice el director del organismo encargado de la distribución de agua potable, Fajer Hamdo. Pero la prioridad del ayuntamiento es hacer desaparecer antes de fin de año la línea de demarcación que separaba el sector oeste de la ciudad (en manos de las fuerzas gubernamentales) de los barrios del este (que controlaban los rebeldes).
Excavadoras amarillas llevan días levantando escombros en las calles para evitar que los habitantes tengan que seguir escalando barricadas y saltando por encima de los cráteres que dejaron los obuses.
"El ayuntamiento intervino enseguida para despejar las vías principales -indica el administrador de la ciudad, Nadeem Rahmun-. Le vamos a devolver la vida a Aleppo y permitir la vuelta del comercio y de la vida social."
En el casco antiguo, famoso por albergar el mayor zoco cubierto del mundo y una imponente ciudadela, se lleva a cabo una meticulosa labor para sacar escombros con vistas a comenzar su restauración, explica Rahmun.
Y en el barrio central de Akiul, algunos habitantes no esconden su alegría al ver cómo las excavadoras destruyen las barricadas.
"Hace unos días vine a comprobar el estado de la casa de mi hermano -cuenta Abdel Jawad Nashed, de 32 años-. Tardé una hora y media, tuve que escalar montículos de tierra."
Ayer hizo el mismo trayecto en diez minutos. "Es más fácil sin barricadas", explica.
Su entusiasmo es compartido por Zakaria (42), propietario de una tienda de muebles. "Gracias a Dios, las calles ya no están cortadas entre los barrios del este y el oeste -dice-. Aleppo vuelve a estar unida."
Turquía y Rusia acuerdan un alto el fuego en Siria
Turquía y Rusia acordaron un plan de alto el fuego para todo el territorio de Siria que iba a entrar en vigor anoche, informó ayer la agencia turca Anadolu. El anuncio no fue confirmado ni por Moscú ni por los rebeldes sirios.
El plan apunta a extender a todo el país el alto el fuego instaurado hace dos semanas en Aleppo, tras negociaciones apadrinadas por Moscú y Ankara, que permitió la evacuación de miles de combatientes y civiles de los barrios rebeldes de la ciudad.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó que no tenía "suficientes informaciones" para confirmar este acuerdo. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que pronunció un discurso ayer, tampoco mencionó el cese del fuego.
Por su parte, un responsable rebelde sirio afirmó en Beirut, bajo condición de anonimato, que los detalles no fueron sometidos a los bandos rebeldes y, por lo tanto, no hay acuerdo.
Labib al-Nahhas, que administra las relaciones exteriores del poderoso grupo islamista rebelde Ahrar al-Cham, también afirmó en Twitter que los grupos revolucionarios armados no recibieron proposición oficial a propósito de un cese el fuego. "Decir que lo aprobaron es incorrecto", escribió.
Turquía y Rusia trabajaban para que el plan entrara en vigor anoche, precisó Anadolu. El acuerdo excluye del alto el fuego a los "grupos terroristas", según la calificación del gobierno de Bashar al-Assad.
En caso de éxito, el acuerdo serviría de base para las negociaciones políticas entre el régimen sirio y la oposición que Moscú y Ankara quieren organizar en Astana, la capital de Kazajistán.
Maher al-Mounes y R. Haddad
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