Devastador sismo en Asia: 12.000 muertos y miles de desaparecidos
La catástrofe fue provocada por un terremoto submarino de nueve grados; olas de hasta diez metros de altura golpearon las costas de siete países; los más perjudicados son Sri Lanka, Indonesia y la India; no habría argentinos entre las víctimas
COLOMBO, Sri Lanka (Reuters).– Uno de los terremotos más potentes en la historia devastó ayer amplias zonas del sudeste asiático, donde provocó una serie de gigantescas olas –o tsunamis– que golpearon las costas de Sri Lanka, Indonesia, la India, Tailandia, Malasia, las Maldivas y Bangladesh. Según los primeros informes oficiales, hay más de 12.000 muertos y miles de desaparecidos.
Los tsunamis, que consisten en enormes murallas de agua que avanzan a grandes velocidades, ocasionaron muerte, devastación y caos en un amplio radio en el sur de Asia. Según se informó, las olas, de hasta 10 metros de altura, fueron causadas por un terremoto submarino de nueve grados de magnitud en la escala de Richter, con epicentro frente a las costas de la isla indonesia de Sumatra.
El fenómeno fue tan poderoso –el quinto más fuerte desde 1900, según los registros, sólo superado en las últimas cuatro décadas por un terremoto de 9,2 grados en Alaska, en 1964– que pocas horas más tarde las enormes olas que originó llegaron hasta Somalia, a casi 5000 kilómetros de distancia, donde murieron nueve personas. Sus efectos se sintieron también en las costas de Australia.
Hasta anoche se habían contabilizado unos 4500 muertos en Sri Lanka, 4185 en Indonesia, 3200 en la India y 392 en Tailandia, los países más afectados. Pero las autoridades aclararon que aún hay miles de desaparecidos, por lo cual la cifra de muertos podría aumentar en las próximas horas.
"Fue algo terrible", dijo Jayaram Jayalalithaa, ministro del estado de Tamil Nadu, luego de visitar zonas afectadas en la India. "Pude ver cadáveres por todas partes y la devastación es de proporciones colosales", añadió.
Los servicios de emergencia fueron movilizados en toda la región, de gran atracción para el turismo occidental en el período navideño, ya que miles de viajeros se dirigen allí en esta época del año en busca de un poco de sol. Pero los centros turísticos no estaban preparados para un fenómeno de estas dimensiones, por lo que muchos turistas se vieron atrapados en las fauces del desastre. Entre los muertos y heridos había turistas europeos, norteamericanos y varios latinoamericanos, pero al cierre de esta edición no se había informado de víctimas argentinas (ver aparte).
En Sri Lanka, donde se teme que el número de muertos supere ampliamente los contabilizados hasta anoche, muchos cadáveres flotaban en el agua junto con automóviles arrastrados hacia el mar. Las paradisíacas playas quedaron convertidas en campos de escombros y destrucción.
En medio de la devastación, miles de personas dejaron sus hogares en un intento desesperado por ganar terrenos más elevados, según los relatos de sobrevivientes de la tragedia. En total, alrededor de 750.000 personas debieron abandonar sus casas.
Según indicaron las autoridades del país, hasta el cinco por ciento de la población se vio afectada por la catástrofe. "Creo que éste ha sido el peor desastre natural en Sri Lanka", dijo N. D. Hettiarachchi, director del Centro para el Control de Desastres Nacionales. Las regiones más devastadas parecían ser las zonas turísticas en el sur y el este del país, donde los hoteles quedaron completamente inundados o fueron directamente arrasados por el maremoto.
En Indonesia, donde la cifra de muertos también creció en forma dramática a lo largo del día, las grandes olas arrasaron con todo lo que encontraron a su paso y arrastraron a cientos de víctimas hacia el mar, incluidos muchos niños que fueron arrancados de los brazos de sus padres por la potente corriente marina.
En India, el gobierno dijo que teme que haya muchos más muertos a lo largo de su costa sudoriental. Imágenes de televisión mostraban el terrible rastro de destrucción que causaron los tsunamis en esa parte del país.
Tras el embate de las olas, muchas personas lloraban alrededor de los cadáveres de sus parientes en las zonas costeras, que quedaron inundadas y donde muchos vehículos y botes destrozados yacían casi sumergidos en el agua.
Las modestas construcciones en la costa de Madrás, donde perecieron unas 100 personas, estaban también bajo agua. "Toda la zona se ha convertido en un cementerio", observó Chellappa, un pescador de la zona, donde miles de personas quedaron sin hogar.
Paraíso arrasado
"Nada parecido había ocurrido antes en nuestro país", dijo el primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra. A los centenares de muertos en este país se suman unos 5000 heridos, según los cálculos iniciales, muchos de ellos en los paraísos turísticos de Phuket y Phi Phi (ver Pág. 3), dos islas que se encuentran colmadas de visitantes que llegaron para pasar allí las fiestas de fin de año.
De hecho, muchos turistas tenían ayer dramáticos testimonios. "No podía creer lo que estaba viendo", dijo Boree Carlsson, un joven sueco que se hospedaba en un hotel ubicado a 500 metros de la playa tailandesa de Patong. "Un auto pasó flotando delante de mí hacia el lobby y se volcó debido a la fuerza de la corriente de agua", agregó.
"Al principio pensamos que era un ataque terrorista. Luego llegó la ola y sólo podíamos seguir subiendo escaleras para alcanzar el terreno más alto que podíamos", dijo en Phuket Gerrard Donnelly, un turista británico.
A su vez, el turista francés Philippe Gilbert, que se encontraba en un hotel cerca de Tangalie, en el sur de Sri Lanka, contó: "Perdí a mi nieta en todo esto. Una ola me arrastró. Tuve suerte de que había unos árboles y pude sujetarme".
En las Maldivas murieron unas 15 personas, pero no se informó de víctimas entre los miles de turistas extranjeros que visitan las impactantes playas de la zona. Sin embargo, algunos sufrieron heridas, indicaron las autoridades.
El Servicio Geológico de Estados Unidos determinó a las 00.59 GMT (las 3.59 en la Argentina) que la magnitud del terremoto había sido de 8,9 grados en la escala de Richter –cifra luego elevada a nueve grados– y que el fenómeno se había originado frente a las costas de la isla indonesia de Sumatra.
El terremoto ocurrió en una zona donde se unen varias placas geológicas que presionan en direcciones opuestas. Según el Servicio Geológico norteamericano, una sección de 1000 kilómetros a lo largo de la falla se movió ayer, lo que provocó el desplazamiento de un volumen enorme de agua y réplicas a primer sismo.
De hecho, el terremoto se produjo a unos 10 kilómetros de profundidad, y le siguieron por lo menos media docena de poderosas réplicas, de entre 6 y 7,3 grados.
David Booth, sismólogo del instituto de Edimburgo, Escocia, explicó que los tsunamis que sucedieron al terremoto registrado en la costa indonesia se desplazaron a una velocidad de más de 500 kilómetros por hora, lo que explica el altísimo grado de destrucción que causaron las olas y la falta de preparativos para hacer frente al fenómeno.
Luego de conocerse los primeros efectos de la catástrofe, la comunidad internacional inició una urgente movilización de esfuerzos humanitarios, al tiempo que desde las principales capitales llegaron mensajes de condolencias para las poblaciones afectadas.
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