Dónde encerrar a Urdangarin, un asunto de Estado en España
La familia real busca para el cuñado de Felipe un lugar lejos de las grandes ciudades y con pocos reclusos
MADRID.- En España todo condenado tiene derecho a elegir la cárcel donde cumplir la sentencia. Pero hay casos que escapan a la frialdad de la ley: la decisión de dónde encerrar a Iñaki Urdangarin, cuñado del rey Felipe VI, se convierte en estas horas en un asunto de Estado.
Se mezclan motivos de seguridad personal y también de imagen de la Corona. El gobierno y la Casa Real quieren que sea alojado en una penitenciaría reservada, lejos de las grandes ciudades y con baja población de reclusos. El lugar será destino de visitas frecuentes de la infanta Cristina de Borbón, hermana del rey y aún hoy sexta en la línea de sucesión del trono.
La selección obliga a una reservada negociación con Urdangarin, que en definitiva es quien debe firmar el pedido una vez que la justicia ordene su entrada en prisión a raíz de la condena a seis años y medio que le dictó anteayer la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca.
Eso podría ocurrir tan pronto como la semana próxima. El fiscal del caso Nóos, Pedro Horrach, analiza pedir la detención preventiva del cuñado del rey mientras se sustentan las apelaciones ante el Tribunal Supremo. Las juezas que lo condenaron por cuatro delitos de corrupción tendrán que decidir si lo aceptan o si lo dejan en libertad hasta que la sentencia quede firme.
Los últimos antecedentes en casos similares invitan a pensar en que el ex duque de Palma -que hoy sigue con su familia en Suiza- tendrá que resignarse en breve a la vida entre rejas.
Cuando ocurra no tendrá que soportar la humillación de ser apresado por la fuerza pública. Puede presentarse voluntariamente en la cárcel que desee para aceptar el cumplimiento de la pena. Una vez allí debe acatar el protocolo de ingreso de todas las cárceles españolas. Le tomarán las huellas, le harán una foto y le abrirán un expediente de conducta personal. Deberá someterse a un cacheo y entregar sus objetos personales.
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En ámbitos políticos se menciona como principal posibilidad que termine por alojarse en la prisión de Badajoz (Extremadura), en el oeste del país. Es un lugar con mayoría de presos primarios (que cometieron un solo delito), alejado de las grandes ciudades, de difícil acceso para la prensa y pegado a la frontera con Portugal, a donde piensa mudarse la infanta con sus cuatro hijos.
Otra opción que analizaban los abogados de Urdangarin era la penitenciaría de Vitoria, en el País Vasco, la ciudad donde viven su madre y sus hermanos. Pero es un centro en el que cumple condena un número importante de presos de ETA: el ingreso de un miembro de la familia del rey podría entrañar conflictos de seguridad y de convivencia.
El principal objetivo del marido de la infanta es conseguir que lo alojen en un "módulo de respeto". Se trata de unidades separadas que funcionan en casi todas las cárceles españolas en las que se busca un clima de buena convivencia, a partir de la aceptación por parte de los reclusos de una serie de normas ineludibles.
Eso incluye limpiar zonas comunes, mantener aseado su espacio, hacerse la cama y mantener el buen trato con las autoridades y con el resto de los residentes.
En esos espacios suele haber celdas y baños individuales. Y tienen ambientes más amplios para las reuniones de familia o para los vis a vis íntimos. Nadie imagina a la hija del rey Juan Carlos visitando a su marido en el espacio sórdido de un pabellón común.
Una vez que Urdangarin, de 49 años, ingrese en prisión empezará a correr su condena por la estafa millonaria del Instituto Nóos. De acuerdo con la legislación española, tendrá que cumplir por lo menos la mitad (serían tres años y 45 días) antes de tener derecho a solicitar la libertad condicional.
Después del primer año y medio de encierro podrá pedir permisos de salida: hasta 36 días al año (no más de siete seguidos). En todos los casos los deberá aprobar el director de la cárcel y un juez de vigilancia penitenciaria.
Sólo entonces Urdangarin podrá olvidarse de las comidas en bandejas de metal y con cubiertos de plástico y volver por un tiempo a la vida de privilegios a la que parecía destinado.
Iñaki Urdangarin
Cuñado del rey Felipe VI
- Sentencia: Fue condenado a seis años y tres meses de prisión por fraude a las arcas públicas; su esposa, la infanta Cristina, quedó absuelta
- Apelación: La condena podrá ser apelada y, por lo tanto, no será firme hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo
- Prisión preventiva: Si la justicia entiende que hay riesgo de fuga, puede dictar la prisión preventiva
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