Hipótesis de conflicto: Tatarstán y Bashkiria. Dos reductos del imperio mongol
Hace pocos días, el general Alexander Lebed, gobernador de Krasnoyarsk (Siberia), afirmó en una explosiva declaración que la actual situación de Rusia es mucho peor que la que se enfrentó en 1917, en la víspera de la caída del Imperio y de la toma del poder por los comunistas. Aunque Lebed es una de las principales figuras de la vida pública rusa, existe la tendencia a no tomarlo demasiado en serio, justamente por su conocida inclinación al tremendismo.
No es improbable, sin embargo, que en esta ocasión no sólo tenga razón, sino que además se quede corto. Los problemas son económicos, sociales, estructurales, morales y nacionales. Cierto es que los rusos son mayoría en la Federación Rusa, pero dentro de ella hay muchos pueblos no rusos que no alcanzaron en tiempos de la Unión Soviética a formar repúblicas federadas, cuya existencia y personalidad, sin embargo, no pueden ser olvidadas. Es el caso de Tatarstán, país de los tártaros.
Pero Tatarstán no es el único que, hallándose a pocos centenares de kilómetros de Moscú, en plena Rusia, como importante centro con millones de personas, sigue siendo un remanente del imperio mongol, y sigue sin ser ruso.
Los mongoles
Un recuerdo cinematográfico puede ilustrarlo muy bien en la película "Iván el Terrible", una de cuyas secuencias muestra en la corte del zar a dos pequeños chinos, espléndidamente vestidos y tentados de una risa burlona, reclamar "el tributo para el khan". Durante siglos, en efecto, desde la feroz conquista de 1241, Rusia estuvo sometida por el poder mongol, y junto con muchas humillaciones, debía pagar un tributo anual a sus amos. Sin embargo, el reclamo planteado por la película estaba totalmente trasnochado. La Horda de Oro, el Estado regido por los descendientes de Genghis Khan (convertido en tanto al Islam), se había dividido en tres Estados y ninguno de ellos estaba en condiciones de enfrentar a la vigorosa Rusia de Iván. Astrakhán, en la desembocadura del Volga, había sido conquistado ya en 1552; Crimea duró hasta hace poco más de dos siglos; y al tercero, Karán -el que soñaba con el tributo-, su pretensión imperial le costó perder su independencia: las fuerzas rusas lo anexaron tras una exitosa campaña militar en 1556. Pero aunque políticamente desaparecieron, demográficamente no.
El enorme enclave político turco y musulmán conoció tiempos mejores después del siglo XVI. Y dado que la mayoría de los musulmanes de Rusia eran turcos, su movimiento inicial, en agosto de 1905, fue el Ittifaq al-Muslimin (Unión Musulmana), con aspiraciones moderadas de libertad religiosa y educativa. Al no encontrar eco alguno en los partidos democráticos rusos, los dirigentes, todos ellos turcos, (Volga, Crimea, Azerbajián) formaron partidos políticos.
En el Volga fueron de ideología más o menos marxista. En el enclave existen dos pueblos, ambos turcos, aunque con raíces distintas: por una parte, los de Kazán, mucho más avanzados, con raíz en la Horda de Oro, que comprende varios pueblos búlgaros y fineses, unificados por los mongoles y que habla el mismo idioma. Por la otra, los bashkirios, con idénticas raíces y en proceso de absorción de sus hermanos tártaros.
Con la revolución de 1917, nació allí el Movimiento Comunista Nacional: purificación del Islam, resistencia a la infiltración europea, expulsión de los rusos y un Partido Comunista propio como base de penetración hacia Asia, objetivo principal, en lugar de Europa. En lo político se formó un Estado único: Idel (Volga-Ural). Este plan lo formuló Mir Said Sultán Galiev (1880-1939) que, de personaje de primer plano al lado de Stalin, pasó al campo de concentración de Solovki, en 1928. En 1939 "desapareció".
Con numerosos matices, hoy subsisten dos repúblicas: Tatarstán y Bashkiria, con unos cuatro millones de habitantes cada una, de los que aproximadamente la mitad es rusa.
Sin embargo, los tártaros desbordan y se extienden por las comarcas vecinas. Incluso en lo que respecta a su lengua, ni tártaros ni bashkirios estaban rusificados: allá por 1979, el 99,9 por ciento de los tártaros utilizaba la suya como primer idioma y casi del 90 por ciento de los bashkirios usaba el bashkir o el tártaro.
Los últimos años
Aunque cerca de la mitad de la población sea rusa, ello tiene sin cuidado a la otra mitad. Imprudentemente, el presidente ruso Boris Yeltsin ofreció en 1990: "Tomen toda la soberanía que puedan digerir". Al respecto, la escritora Fauyiza Janum Bairamova dijo a La Nación : "No le creí, porque en 439 años los rusos no han dado nada a nadie. Los conocemos muy bien, desde 1552 somos una colonia suya". Si bien en 1994 se llegó a una especie de solución, ésta estuvo muy lejos de satisfacer a los nacionalistas tártaros. Su país es rico en petróleo, fabrica camiones, aviones MIG y Tupolev, lucha contra los matrimonios mixtos, y renace allí la religión: pasaron de tener 10 mezquitas a construir 700.
Estos datos se remontan a hace algunos meses. Desde entonces, la situación económica se ha agravado en extremo y la inseguridad ha crecido. Cuatro millones de turcos sobre el Volga no harán caer a Rusia, pero... cuatro millones de personas, en semejante contexto, es una cifra para tener en cuenta.
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