El acuerdo con Cuba enfrenta sus primeras resistencias en EE.UU.
Las principales figuras de la oposición republicana en el Congreso están decididas a abrir una pelea con la Casa Blanca para mantener el aislamiento
NUEVA YORK.- A pesar de los elogios, incluso de algunos republicanos, el histórico plan para normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba después de más de 50 años, anunciado anteayer por Barack Obama, ya enfrenta sus primeras resistencias.
Las principales figuras de la oposición están decididas a abrir una nueva pelea con la Casa Blanca y hacer todo lo posible para mantener el aislamiento a la isla. Lo harán fundamentalmente desde el Congreso.
Ésa es la postura de los senadores Marco Rubio y Lindsey Graham; del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y de Jeb Bush, uno de los favoritos del establishment republicano para pelear por la Casa Blanca en 2016.
En una declaración que puso fin al último pilar de la Guerra Fría en la región, Obama y Raúl Castro anunciaron sorpresivamente anteayer que sus países restablecerán las relaciones diplomáticas y económicas. El acuerdo, elogiado en todos los rincones del mundo, incluyó la liberación del contratista norteamericano Alan Gross por parte de La Habana y el intercambio de espías.
Obama aliviará, por decreto, el embargo y las restricciones para viajar a Cuba. Pero sólo el Congreso, que desde el año próximo controlarán los republicanos, puede acabar con ambas políticas y terminar de limpiar los obstáculos para la apertura.
Entre la oposición norteamericana, hubo disidentes. Uno fue el senador Jeff Flake, quien viajó con Alan Gross desde Cuba, y el senador Rand Paul, el primer "presidenciable" de los republicanos en respaldar públicamente la apertura: dijo que el embargo no funcionó.
No es la primera vez que los republicanos disienten en un tema. Pero su apego al embargo los pone en la vereda de enfrente de los empresarios, algo inusual.
El principal foco de resistencia proviene del grupo de los legisladores cubanoamericanos. Ayer, Rubio, junto con dos legisladores por Florida, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, dijo en una conferencia de prensa que se reserva "todo tipo de acciones" para impedir que se restablezcan las relaciones diplomáticas con Cuba. A ellos se suma Bob Menéndez, senador demócrata.
"Creo que hasta que el grupo que está más identificado con el statu quo entienda que el embargo se va a levantar, me parece difícil que el resto del Congreso se mueva. Es un grupo pequeño, pero influyente", evaluó a LA NACION Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida.
Una alternativa, dijo, es que los legisladores de las áreas agrícolas presionen para contrarrestar la influencia de los legisladores más reticentes a la apertura, o que el Congreso decida escuchar el reclamo de los empresarios.
"Esa posibilidad está ahí -apuntó Duany-, pero yo no veo muchísimo interés de parte de esos legisladores, sobre todo de los republicanos."
Una actitud muy diferente tuvieron muchos empresarios estadounidenses, que ya miran al sur de Miami y se ilusionan como nunca antes al imaginar el futuro.
Thomas J. Donohue, presidente de la influyente Cámara de Comercio de Estados Unidos, fue uno de los primeros en darle la bienvenida al acercamiento que sellaron Barack Obama y Raúl Castro. Férreo defensor de la apertura, Donohue, quien viajó en mayo de este año a La Habana para reunirse con Castro, dijo en un comunicado que el acuerdo es "un gran avance para permitir el florecimiento de la libre empresa".
"Creemos que un diálogo abierto y el intercambio comercial entre los sectores privados de Cuba y Estados Unidos traerán beneficios compartidos", sentenció Donohue.
La Cámara de Comercio es el principal grupo de lobby de Estados Unidos. Este año, invirtió 91 millones de dólares para influir en el diseño de políticas, según el sitio Open Secrets. En la última elección, gastó más de 35 millones de dólares, una cifra que ayudó a los republicanos a reconquistar el Capitolio.
Los empresarios quieren ahora apurar el fin del cepo a Cuba en busca de un objetivo concreto: más negocios, sobre todo en turismo, agricultura, construcción, servicios de telecomunicaciones y financieros. Cuba importa casi todos los alimentos que consume -Estados Unidos es su principal proveedor, pese al embargo- y su infraestructura es de otra época: hasta 2011, ningún cubano podía tener un teléfono celular.
La Asociación de Agencias de Viajes (ASTA, según sus siglas en inglés) estima que por lo menos dos millones de norteamericanos más viajarían a Cuba para 2017 si se levantaran todas las restricciones el año próximo. No hace falta decirlo: ASTA aplaudió el acuerdo.
Otros que "aplaudieron" el acuerdo: los productores de trigo. Cuba es el principal mercado para el trigo en el Caribe. Casi todo el grano que Cuba importa proviene de Europa y de Canadá. Desde 2011, no adquirió un sólo grano de Estados Unidos. Los productores creen que, si la isla retoma las compras, pueden quedarse con el 80 o el 90% del mercado.
No descartan una visita de Castro a EE.UU.
- La Casa Blanca no descartó ayer la posibilidad de una eventual e histórica visita del presidente de Cuba, Raúl Castro, a Washington, como parte de los planes de Barack Obama para normalizar las relaciones con La Habana.
- "No descartaría una visita del presidente Castro", dijo el vocero presidencial, Josh Earnest, ayer, un día después de que ambos gobiernos anunciaron el restablecimiento de sus relaciones y la reapertura de sus embajadas, tras medio siglo de hostilidad.
Del editor: cómo sigue. La resistencia republicana tal vez logre demorar el fin del embargo. Pero seguramente no pueda impedir la disolución de un bloqueo cada vez más impopular.
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