El agua bendita no escapa al control

ROMA (EFE).- Los pasajeros del primer vuelo del Vaticano a Lourdes se llevaron una sorpresa cuando en el trayecto de regreso, desde el aeropuerto francés de Tarbes, los obligaron, en aplicación de las normas, a dejar en tierra las botellas de agua del santuario que superaban los cien mililitros.

El diario italiano Corriere della Sera publica hoy cómo los empleados de seguridad del aeropuerto de Tarbes aplicaron las medidas europeas que impiden acceder al avión con líquidos o cremas en envases de más de cien mililitros.

"Las medidas antiterroristas no han exonerado ni siquiera al agua de Lourdes", escribe el diario, de manera que los pasajeros que llevaban botellas con más capacidad de la permitida tuvieron que dejarlas en tierra.

Algún pasajero, antes que desprenderse del agua del Santuario prefirió bebérsela antes de pasar los controles de seguridad, indica.

Los sorprendidos pasajeros protestaron por la medida, pero no opusieron ninguna resistencia, y ya en el avión los peregrinos se preguntaron, según el diario,: "¿quién habrá tenido el valor de tirar el agua milagrosa?".

La Obra Romana de Peregrinajes (ORP), que funciona como agencia de viajes del Vaticano, inauguró el lunes pasado su primer vuelo a los principales lugares de peregrinaje católico, fruto de un acuerdo de cinco años con la aerolínea italiana Mistral Air.

El primero vuelo trasladó a Lourdes al presidente la ORP, Camillo Ruini y una delegación vaticana.

Los vuelos, que tendrán entre otros destinos Lourdes, Fátima (Portugal), Santiago de Compostela (España) y Jerusalén, arrancarán de forma regular en 2008 y durante este año se harán algunos de prueba.