El alineamiento total de Trump con Netanyahu sacude a Medio Oriente
WASHINGTON.- Benjamin Netanyahu , Ivanka Trump y Jared Kushner aplaudían y sonreían durante la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos en Jerusalén . Al mismo tiempo, la pantalla de CNN mostraba, a unos 65 kilómetros de allí, en Gaza, a miles de palestinos bajo humo, balas y gases lacrimógenos. Había 37 muertos. Horas después serían 55 y los heridos, más de 2700.
El contraste surrealista entre esas dos realidades en una misma pantalla fue el reflejo más claro de un giro que imprimió Donald Trump en la política exterior norteamericana: una alineación total con Israel y Netanyahu.
La estrechísima alianza entre ambos mandatarios ha sacudido el frágil equilibrio en Medio Oriente, ha socavado la llamada "solución de dos Estados" -que ya estaba en terapia intensiva antes de Trump- y ha ensanchado la grieta entre Estados Unidos y sus históricos aliados europeos.
Aunque el Congreso decidió el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén en 1995, ningún presidente antes de Trump había querido embarcarse en esa movida y meter mano en el tema más sensible de la histórica disputa entre israelíes y palestinos. Netanyahu -y el lobby evangélico y pro-israelí en Estados Unidos- lo pedía. Trump lo hizo. Europa quiso preservar el acuerdo nuclear con Irán; Netanyahu, no. Trump sacó a Estados Unidos y terminó por desmantelar el legado de Barack Obama, con quien Netanyahu mantuvo una relación fría, tirante y distante.
Netanyahu reniega de la solución de dos Estados y apuesta al statu quo, avanzando en territorios en disputas con asentamientos que Obama permitió condenar en las Naciones Unidas. Trump fustigó esa condena, y le ofreció un guiño a su amigo Bibi en la primera visita a Washington de su presidencia, en febrero de 2017.
"Estoy mirando a dos Estados, estoy mirando a un Estado, y me gusta la que le guste a ambas partes", dijo Trump, con Netanyahu a su lado. "Puedo vivir con cualquier de las dos", agregó el presidente, barriendo con un consenso internacional y décadas de política exterior de Washington.
El alineamiento total ha envalentonado a Netanyahu. Israel atacó a Irán en Siria horas después de que Trump abandonó el acuerdo nuclear. Netanyahu se mostró exultante durante la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos. Su reacción y la de la Casa Blanca a la violencia en Gaza fueron calcadas. "Todo país tiene la obligación de defender su territorio", justificó el premier israelí.
Ya Kushner, en su discurso en la embajada, había cargado contra las protestas palestinas al afirmar que "aquellos que provocan la violencia son parte del problema, y no parte de la solución". Lo escuchaba una alta delegación: varios senadores republicanos; otros funcionarios de Trump, y el magnate de casinos Sheldon Adelson y su mujer -que filmó el discurso con su teléfono-, donantes de la campaña de Trump. En Washington, el vocero presidencial, Raj Shah, eximió de culpa al gobierno israelí y culpó a Hamas. El alineamiento apenas ha generado oposición en el Congreso, que siempre respaldó a Israel, avaló el traslado de la embajada y, salvo excepciones, enmudeció ante la violencia. En la Casa Blanca, la prensa intentó presionar a Shah.
"¿Niegan la realidad de doble pantalla que está ocurriendo?", fue una pregunta. "De nuevo, creemos que Hamas es responsable", respondió.