El asesinato de un ex ministro libanés agudiza aún más la tensión con Israel
Elie Hobeika, ex líder de la milicia cristiana, era considerado un testigo clave en un proceso contra Sharon Beirut responsabilizó a Israel del ataque Hobeika, acusado de la masacre de miles de palestinos en 1982, había ofrecido testificar contra el premier israelí
BEIRUT.- En momentos en que la escalada de violencia no se detiene en Medio Oriente, el Líbano y los palestinos acusaron ayer a Israel del asesinato de un ex ministro libanés, Elie Hobeika, implicado -junto con el primer ministro israelí Ariel Sharon- en una masacre de refugiados palestinos cuando Israel ocupó el Líbano, en 1982.
Hobeika, su hijo y tres guardaespaldas murieron ayer al explotar el automóvil en el que viajaban en el este de Beirut, en el primer ataque de este tipo desde 1994 y que trajo recuerdos de la feroz guerra civil que durante 15 años devastó al Líbano.
La explosión, a cientos de metros del domicilio de Hobeika, en Hazmiyeh, fue de tal magnitud que su cuerpo fue hallado a unos 50 metros.
El atentado fue rápidamente vinculado con el testimonio que en marzo próximo debía dar el ex jefe de las Fuerzas Libanesas ante un tribunal belga por la matanza de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, en 1982, una de las más sangrientas en la historia reciente. Pero al ex "señor de la guerra" no le faltaban enemigos, incluso entre los palestinos, que habían jurado vengar la matanza.
Hobeika, que dirigía una milicia que estaba aliada con Israel, había dicho hace una semana que estaba dispuesto a declarar ante el tribunal en Bruselas que debe decidir si procede contra Sharon en un juicio iniciado por sobrevivientes de la masacre.
Sharon era ministro de Defensa de Israel en 1982, cuando ocurrió la masacre en la que murieron entre 800 y 3000 palestinos, la mayoría mujeres, niños y ancianos. En aquel momento, una comisión del Parlamento israelí acusó a las Fuerzas Libanesas de Hobeika y encontró a Sharon "culpable indirecto" de lo sucedido y le pidió la renuncia inmediata al Ministerio de Defensa.
El senador belga Josy Dubie dijo ayer que se había reunido esta semana en el Líbano con Hobeika y que éste le señaló que trabajaba con el Mossad, el servicio de inteligencia israelí, en la época de la masacre. Dubie añadió que se declaró dispuesto a ofrecer importantes revelaciones sobre la matanza y denunció, además, que se sentía amenazado.
El presidente del Líbano, Emile Lahoud, acusó implícitamente a Israel de haber ordenado el asesinato de Hobeika para impedirle declarar en el proceso abierto contra Sharon en Bélgica. "Sus autores quisieron afectar la estabilidad interna que vive el Líbano e impedir que el difunto prestara testimonio ante el tribunal de Bélgica" que estudia procesar a Sharon, dijo.
"Israel no quiere testigos de cargo que, ciertamente, reconocerían la culpabilidad de Sharon", agregó el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Marwan Hamadeh, en tanto que el ministro del Interior, Elias Murr, afirmó que el ataque llevaba "sin lugar a duda la firma de Israel y sus agentes".
El representante de Yasser Arafat en el Líbano, Abul Aynan, apuntó directamente al Mossad y consideró que la inteligencia israelí "quiso impedir que Hobeika compareciera como testigo contra Sharon".
El gobierno israelí rechazó de inmediato las acusaciones. "Israel no tiene nada que ver con este asunto", declaró el vocero del canciller israelí, Shimon Peres, y consideró que las imputaciones contra el premier Sharon "son ridículas".
Nacido en 1957, Hobeika era odiado en amplios sectores políticos libaneses, incluso entre los católicos, por haber apoyado a Siria en parte de la guerra civil que devastó al país entre 1975 y 1990.
Y en los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano, donde residen más de 350.000 palestinos, hubo disparos al aire en señal de alegría cuando se conoció la noticia de la muerte de Hobeika.
Mayor retroceso
El canciller español, Josep Piqué, cuyo país ejerce la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), dijo ayer en Madrid que espera que el atentado contra Hobeika sea "un caso aislado" y que no sea utilizado para "introducir mayor complejidad y retroceso en la delicada situación regional".
En medio de acusaciones cruzadas, Israel advirtió ayer que no va a admitir ninguna reacción de parte de la guerrilla libanesa del Hezbollah en el sur libanés. La milicia libanesa que opera en esa región reanudó anteayer sus ataques, interrumpiendo una tregua de más de tres meses.
El ministro de Defensa israelí, Benjamin Ben-Eliezer, dijo ayer que Hezbollah, con el apoyo de Siria y de Irán, "busca una escalada de violencia en la región". Aviones israelíes atacaron en las últimas horas presuntas posiciones del Hezbollah tras los incidentes en el sur libanés.
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