El día después del terremoto en Italia: sigue la búsqueda, en medio del dolor y la bronca
Las autoridades temen que el número de víctimas mortales aumente; los habitantes se muestran indignados
ROMA.- El día después del devastador terremoto que hizo desaparecer tres pueblos del centro de Italia seguían contándose los muertos y buscándose, contrarreloj, en medio de la desesperación y el dolor de parientes y familiares, eventuales sobrevivientes.
Las autoridades contabilizaban un trágico saldo de 241 muertos -184 en la localidad de Amatrice-, entre los cuales muchísimos niños que habían ido a pasar allí las vacaciones de verano. Una cifra no definitiva y destinada a crecer. Los socorristas, de hecho, siguen extrayendo cuerpos de las ruinas de las casas, pulverizadas por el terremoto de 6 grados de la escala Richter que a las 3.36 de la madrugada del miércoles sacudió mortalmente las regiones del Lacio, las Marcas y Umbria.
“Temo que las víctimas aumentarán también en la jornada de hoy, y no de poco”, dijo el presidente de la región Lacio, Nicola Zingaretti. “Estamos cerca de las cifras de las víctimas de L'Aquila”, admitió el jefe de Defensa Civil, Fabrizio Curcio. Aludió así al también devastador terremoto que en abril de 2009 causó 309 muertos y destruyó la ciudad de L'Aquila, capital de la región de los Abruzos.
En un clima de shock, dolor, luto y rabia por un enésimo sismo destructivo en la cadena montañosa de los Apeninos, la espina dorsal de Italia que es cíclicamente castigada por la naturaleza, también reinaba una pregunta: ¿por qué en Italia, el país europeo donde más tiembla la tierra, el 70% de las construcciones no respeta las reglas antisísmicas? La gran mayoría de las casas pulverizadas en las localidades de Accumoli, Amatrice y Pescara del Tronto, las localidades más afectadas, que virtualmente desaparecieron del mapa, eran construcciones de piedra muy antiguas, de época medieval. Justamente por eso, sus cascos históricos eran meta del turismo y su antigüedad, su belleza, su debilidad a la hora de la bestia negra de los Apeninos: el terremoto.
Pero entre los “palazzi” históricos -que, según expertos, deberían haber sido puestos en seguridad, para prevenir lo peor-, también había edificios nuevos, como la escuela pública de Amatrice, restaurada en 2012 según normas antisísmicas. Pese a ello, la escuela también se derrumbó como un castillo de naipes. ¿Por qué?
“En Japón un sacudón de este tipo llega una vez por mes, pero no pasa nada. Ellos, en tema seguridad, se volvieron los primeros del mundo”, dijo Massimo Forni, jefe del laboratorio de ingeniería sísmica y prevención de la Agencia nacional para las Nuevas Tecnologías, al Corriere della Sera. “En Italia , en cambio, pasa cada cinco años. Todas las veces lloramos, prometemos, pero después, nos olvidamos y nos dejamos estar”, agregó.
El día después de un terremoto considerado de los más destructivos de los tiempos recientes, también seguía el miedo. La Tierra, en efecto, seguía temblando. Las réplicas de asentamiento no cedían: se contabilizaban más de 470, según el Instituto de Geofísica Italiano. A primera hora de la tarde, además, un temblor de 4,3 grados, con una profundidad de 10 kilómetros -que volvió a sentirse en Roma-, causó ulteriores derrumbes en edificios ya dañados de Amatrice. Ni bien la tierra volvió a temblar, columnas de humo se levantaron de los escombros. Y las autoridades decidieron evacuar el gimnasio de la localidad, donde se había montado un centro de acogida.
El día después del terremoto, finalmente, el gobierno del primer ministro, Matteo Renzi , se aprestaba a declarar el estado de emergencia para la zona golpeada y a erogar una primera partida de 50 millones de euros.