La guerra: a la caza del terrorista. El día que EE.UU. tuvo en la mira a Ben Laden
Fue hace un año con un avión espía
WASHINGTON.- Desde esta semana, Estados Unidos cuenta con una ayuda clave para rastrear a Osama ben Laden en sus escondites en Afganistán: un nuevo avión de reconocimiento sin piloto, el Global Hawk.
El Pentágono considera que esta arma será fundamental. Justamente, porque hace un año, en septiembre de 2000, aviones norteamericanos Predator detectaron y fotografiaron al líder de Al-Qaeda, pero iban desarmados y no pudieron eliminarlo.
Los especialistas de la CIA se quedaron sin aliento frente a los monitores en el cuartel general de Langley: sobre la pantalla estaba el terrorista saudita, tomado "en directo" desde Afganistán por un avión espía mientras visitaba campos de entrenamiento. Si hubiesen tenido el arma adecuada, habrían podido matarlo desde 11.000 kilómetros de distancia, pero el aparato estaba desarmado y el gobierno de Bill Clinton no estaba demasiado convencido de la conveniencia de eliminarlo.
Fue uno de estos aviones sin piloto, que integraba la dotación de la CIA, el que permitió matar días atrás a Mohammed Atef, uno de los más estrechos colaboradores de Ben Laden.
Más aún, las cámaras de un avión de reconocimiento a principios de la guerra habían encuadrado también al mullah Omar, el líder de los talibanes, pero la orden de ataque no llegó.
El diario The Wall Street Journal reveló ayer los entretelones de la tormentosa historia del Predator, un poco elegante avión de 8 metros de largo con una apertura alar de 14, que cuesta 3 millones de dólares. La CIA trasladó en gran secreto un escuadrón de estos aviones a un aeropuerto del Uzbekistán y dio la orden de que volaran sobre Afganistán, en busca de Ben Laden.
Según el Wall Street Journal, buena parte de la administración Clinton trataba de boicotear el proyecto, porque existía el temor de que uno de los aparatos cayera -ya se perdieron cuatro-.
Un hombre alto, con barba
Volando lentamente a 7000 metros de altura, en septiembre de 2000, comenzó a transmitir imágenes sorprendentes. Varias veces en las pantallas de la CIA apareció una caravana de Land Rover que entraba en los campos de entrenamiento y varias veces fue tomado un hombre alto, con ropas claras, turbante y nutrida barba que bajaba del automóvil rodeado por un ejército de hombres de escolta.
Los analistas de la CIA tenían pocas dudas: ese hombre era Osama ben Laden. En aquel momento, el Predator no estaba preparado con dos misiles Hellfire de los que dispone hoy y no había cazas norteamericanos cerca en condiciones de intervenir.
En todo caso, la Casa Blanca se negaba a un ataque de ese tipo y la situación se mantuvo durante la primera etapa de la administración Bush, al menos hasta el 11 de septiembre.
Las operaciones con el Predator fueron interrumpidas en octubre de 2000 y no se retomaron hasta el comienzo de la guerra en Afganistán. Bush, según el diario, dudaba acerca de enviar nuevamente el avión, pero armado, para dar caza a Ben Laden.
La razón era que habían caído demasiados como para hacerlos confiables y el caso del avión espía norteamericano que cayó en China hizo más prudente a la Casa Blanca.
Pero el Predator tiene sus límites. "De ahora en más el Global Hawk es útil porque el invierno se aproxima y no tiene los inconvenientes del Predator", informó Rumsfeld en referencia a las dificultades de este último para las misiones de vigilancia en mal tiempo y a su sensibilidad a la escarcha.
lanacionar