El "efecto Trump", un factor decisivo en la transición
MIAMI.- Quienquiera que suceda al líder cubano Raúl Castro el próximo año enfrentará una tormenta perfecta de desafíos, encabezados por el huracán llamado Donald Trump.
Faltan tres meses, pero en medio de las malas noticias -un huracán de verdad, una economía en declive y un aliado en crisis-, el fantasma de una vuelta a la Guerra Fría podría mantener a Castro al frente del gobierno algo más de lo previsto.
Es una posibilidad remota, pero no imposible, según Domingo Amuchástegui, un ex analista de la inteligencia cubana que vive en Miami.
"El país está en peligro. Se enfrenta a circunstancias económicas muy difíciles más la amenaza de agresión de un enemigo histórico. Frente a circunstancias difíciles, los líderes revolucionarios no retroceden", dijo Amuchástegui.
Castro, de 86 años, indicó que planea retirarse de la presidencia, tanto del Consejo de Estado como del Consejo de Ministros, al finalizar las elecciones generales en febrero próximo, aunque se cree que permanecerá como jefe del Partido Comunista de Cuba. Pero luego de asumir la Casa Blanca en enero pasado, Trump cambió ostensiblemente el panorama de las relaciones entre ambos países: endureció la retórica contra Castro, prometió desmontar la política de acercamiento de su antecesor en la Casa Blanca y prohibió los negocios con entidades cubanas controladas por los militares.
La tensión escaló peligrosamente al destaparse la noticia de supuestos ataques a la salud de diplomáticos norteamericanos en La Habana, con una supuesta arma sónica o de otro tipo de ondas. Ambos gobiernos cruzaron acusaciones y los medios cubanos, que fueron cautelosos al principio, no dudan ya en llamar al magnate republicano "un malvado".
Aunque Estados Unidos no culpó directamente al gobierno de Castro por los ataques, la vocera del Departamento de Estado, Heather Nauert, insistió en que el gobierno cubano debe por lo menos estar al tanto de lo ocurrido. Cuba respondió negando los ataques y culpando a los grillos por los sonidos escuchados por algunos diplomáticos.
Estados Unidos, además, retiró a la mayor parte de sus diplomáticos en La Habana y suspendió la emisión de visas en Cuba. Quince diplomáticos cubanos fueron expulsados de Washington. El episodio parece un flashback de la Guerra Fría.
El "efecto Trump" está influyendo en el debate político interno cubano, sugieren algunos analistas, al fortalecer a la facción más intransigente dentro del gobierno y el Partido Comunista, que se opone a una mayor apertura política y económica. Las nuevas regulaciones emitidas por Trump para imponer límites a los viajes a Cuba y las transacciones con entidades militares ayudan a revivir la "mentalidad de plaza sitiada" en la isla, señala una declaración del Cuba Study Group, una organización cubano-norteamericana que favoreció la política de acercamiento a La Habana propuesta por el ex presidente Barack Obama.
El poder de los conservadores en el gobierno ya se hizo visible cuando el gobierno suspendió el otorgamiento de nuevas licencias para los trabajadores privados este año.
Y no es sólo el endurecimiento de la política estadounidense hacia Cuba lo que ha complicado el panorama de la transición política en la isla. Quien lleve el título de presidente de Cuba a fines de febrero se enfrentará a una complicada serie de desafíos que podrían afectar su capacidad de gobernar.
Los suministros de petróleo de Venezuela se secaron en el último año debido a que el aliado incondicional de Cuba enfrenta una crisis económica propia y el huracán Irma, que azotó la costa norte de la isla, también causó grandes estragos. La lentitud en la recuperación generó descontento entre los cubanos, visible en pequeñas protestas espontáneas que ocurrieron en la capital y en otras provincias.
El economista Carmelo Mesa-Lago cree que la economía cubana volverá a achicarse este año cerca de un 0,3% -el año pasado cerró con una recesión-. Cuba, dice, está sufriendo su peor crisis económica desde la década de 1990, después del colapso de la antigua Unión Soviética.
Moody's Investors Service pronostica que la economía cubana se contraerá 0,5%, principalmente como resultado de Irma, pero también de las nuevas regulaciones emitidas por Trump.
Dentro de la Casa Blanca hay escepticismo acerca del retiro de Castro, una duda compartida por muchos exiliados cubanos y disidentes dentro de la isla.
Manuel Cuesta Morúa, un opositor que encabezó el esfuerzo de presentar candidatos independientes a las elecciones locales, no descarta la posibilidad de que Castro no deje el gobierno. "Estamos en una crisis que hay que manejar más desde la experiencia que del experimento de lo nuevo", dijo.
Pero, como la mayoría de los analistas consultados, cree que Castro dejará el gobierno a cargo del vicepresidente Miguel Díaz-Canel, el candidato más visible hasta ahora.
"Creo que los cubanos están suficientemente institucionalizados como para avanzar con la transición según lo programado", señaló Richard Feinberg, profesor de ciencias políticas de la Universidad de California.
Mimi Whitefield y Nora G. Torres
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