El escándalo de los acosos sexuales llega al Congreso de EE.UU.
Por las denuncias de tres legisladoras, pidieron que haya capacitación obligatoria y medidas disciplinarias
WASHINGTON.- Las insinuaciones sexuales no cesaban. La representante republicana Mary Bono dijo que el colega en cuestión se le acercó una vez en la misma sala de debates y le dijo que había estado pensando en ella en la ducha.
El de Bono, que trabajó 15 años en el Congreso norteamericano, no es un caso aislado. En medio del frenesí de denuncias de acoso sexual en todos los ámbitos laborales, una legisladora en funciones y otras tres que lo fueron revelaron que ellas también fueron hostigadas por otros colegas.
A raíz de eso, influyentes legisladores, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, pidieron que haya capacitación obligatoria entre los legisladores y que se tomen otras medidas disciplinarias contra el acoso en el Capitolio.
El acoso ya acaparaba la atención nacional debido a los alegatos de ataque sexual en contra del productor de Hollywood Harvey Weinstein y una creciente lista de nombres conocidos en el mundo del espectáculo y los medios de comunicación.
Ryan envió a los legisladores una carta en la que los exhortó a tomar una capacitación sobre acoso sexual y hacerla obligatoria para sus empleados. "Ningún tipo de acoso tiene cabida en esta institución. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de asegurarse de que los centros laborales están libres de discriminación, acoso y represalias", escribió.
La líder de la bancada demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi, abogó por la aprobación de una iniciativa presentada por su bancada que haría obligatoria la capacitación para prevenir el acoso, aumentaría las protecciones contra represalias para los empleados que reporten acoso y reduciría la burocracia de las soluciones de disputas.
El enfoque que rige en el Congreso, que consiste en vigilarse a sí mismo, derivó en regulaciones laxas, un mosaico de políticas que varían de una oficina a otra, y un centro de quejas donde los trámites son largos y engorrosos y que muchos empleados ni siquiera saben que existe.
Los incidentes señalados por las tres denunciantes ocurrieron hace años, cuando eran recién llegadas al Congreso. Incluyen desde comentarios en una audiencia hasta insinuaciones reiteradas, comentarios groseros y toqueteos en plena sesión.
"Es una cuestión de poder", dijo la ex senadora Barbara Boxer, tras describir el incidente en una audiencia en la década del ochenta en la que un colega le hizo un comentario de trasfondo sexual desde la tarima, y que generó sonrisas generalizadas entre los presentes. "Es algo hostil, incómodo, que puede privar a una persona de su poder", agregó.
Las legisladoras no quisieron identificar a los colegas que las molestaron. Ninguna denunció los incidentes en su momento. Algunas dijeron que, en realidad, no estaba claro a quién hacer la denuncia.
"Cuando era una recién llegada al Congreso, poco después de cumplir 30 años, un legislador con mayor antigüedad, casado, me propuso que nos acostásemos. Me reí como tomándomelo en broma, pero insistió. Y de allí en más evité a esa persona", afirmó la representante demócrata Linda Sánchez. Les advirtió a otras colegas sobre el legislador y dijo que sigue en el Congreso.
Otro legislador no le sacaba los ojos de encima y, en una ocasión, la tocó de una forma inapropiada, fingiendo que fue algo accidental.
Bono dijo que confrontó a su colega después de que éste hizo numerosos comentarios fuera de lugar. "En vez de decirme: «¿cómo está el tiempo?, ¿cómo va tu carrera?, ¿en qué anda el proyecto?», me decía: «pensé en vos en la ducha»", relató Bono.
La ex representante Hilda Solís recordó que debió escuchar reiteradamente los comentarios subidos de tono de un legislador, pero se negó a entrar en detalles. "No creo que sea la única. Traté de ignorarlo, de darle la espalda. Obviamente es algo ofensivo. ¿Se supone que tenés que sentirte halagada? No. Somos adultos", dijo Solís, que dejó el Congreso en 2009 para trabajar en el gobierno de Barack Obama.
Los episodios se produjeron en un marco de desigualdades de género en el Congreso, donde las mujeres siguen siendo una minoría, un 20% del total de legisladores. Algunas ex legisladoras se mostraron sorprendidas, incluso incrédulas, ante la noción de que una legisladora pueda sentirse víctima de acoso sexual.
"Los hombres y las mujeres están en un plano de igualdad en el Congreso, no se acosan sexualmente unos a otros", sostuvo la ex representante demócrata Ellen Tauscher.
Bono rechazó la idea de que una legisladora no pueda ser acosada e insistió en la experiencia sufrida en persona. "Mi carrera no se vio afectada, yo no me vi afectada -dijo-. Pero sucedió".
Erica Werner y J. Linderman
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