El exnuncio que desató una tormenta en el Vaticano volvió a atacar al Papa: "Quien calla otorga"
ROMA.- Desde algún lugar desconocido y a 33 días de haber conmocionado a la Iglesia católica y al Vaticano con una carta explosiva en la que acusó a Francisco y a sus dos predecesores de haber encubierto a un cardenal abusador, el ex nuncio Carlo Maria Viganò volvió hoy al ataque.
En un nuevo documento -publicado por Lifesitenews, medio católico conservador norteamericano que también había dado a conocer su primer j'accuse-, Viganó denunció el silencio del Papa ante sus acusaciones. También desparramó más veneno, al vincularlo sin pruebas con más casos de encubrimiento de abusos sexuales, entre ellos el del padre Julio Grassi.
En una carta esta vez más breve -dos carillas y media, en lugar de 11 de la anterior-, citó frases del Evangelio y se describió como un justiciero que actúa por el bien de la Iglesia. Viganò, de 77 años, se mostró muy enojado por la falta de respuesta del Papa. Ignorando que el Vaticano hizo saber hace más de dos semanas que está preparando un documento "aclaratorio" sobre el tema, el exnuncio deduce en la nueva carta que el silencio significa que sus acusaciones son verdaderas.
"Ni el Papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio. El dicho 'quien calla otorga' se aplica seguramente a este caso", destacó.
Viganò, arzobispo que saltó a la fama en 2012 al disparar el denominado escándalo VatiLeaks al filtrarse cartas reservadas a Benedicto XVI , en su primera carta incendiaria acusó a Francisco de haberle levantadoal cardenal estadounidense Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, supuestas sanciones que le había impuesto Benedicto XVI.
También acusó a por lo menos otros 30 altos prelados del Vaticano de haber encubierto desde 2000 a McCarrick de sus abusos a seminaristas, al poner indirectamente sobre el banquillo a los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Fue Francisco quien obligó a renunciar a McCarrick, de 88 años, en julio pasado, después de que una investigación de la diócesis de Nueva York confirmó un caso de abuso cometido hace décadas.
En la nueva carta, Viganò, cuyo paradero nadie conoce desde que tiró la primera bomba, se muestra gravemente ofendido por palabras dichas por Francisco en su misa matutina de Santa Marta, interpretadas por los medios como una respuesta a su epístola. Y lo acusa de haberlo calumniado. Recuerda, de hecho, que el Papa, preguntado en el vuelo que lo trajo de regreso de Irlanda sobre su inédito j'accuse, había dicho: "Yo no diré una palabra".
"Pero después se contradijo a sí mismo, comparando su silencio con el de Jesús en Nazareth ante Pilatos y comparándome a mí con Satanás, que siembra escándalo y división en la Iglesia, pero sin pronunciar mi nombre", se quejó el exnuncio. "Si hubiera dicho 'Viganò ha mentido' hubiera cuestionado mi credibilidad […] pero así puso en acto una sutil denuncia contra mí, calumnia que él mismo suele condenar como algo más grave que un asesinato", lamentó.
"Pero hay más: el haber encubierto a McCarrick no parece haber sido ciertamente un error aislado de parte del Papa. Muchos otros casos han sido recientemente documentados por la prensa, mostrando que el papa Francisco ha defendido curas homosexuales que han cometido abusos sexuales contra menores o adultos", agregó, al mencionar luego, sin dar detalles, el caso de Julio Grassi en Buenos Aires.
Viganò se mostró también consternado por el hecho de que el Papa no puso en marcha una investigación del Vaticano sobre McCarrick, tal como le pidieron obispos estadounidenses que recientemente fueron a verlo por este tema. "¿El Papa se negó a hacer una investigación del Vaticano sobre los crímenes de McCarrick y de los responsables de haberlo encubierto? Los fieles tienen el derecho a saberlo", sentencia.
Como en la anterior misiva, el exembajador del Vaticano en Estados Unidos -del área ultraconservadora que suele atacar a Francisco-, se mostró como un mártir que decidió hablar para salvar a la Iglesia: recordó que tomó esta decisión -"la más sufrida y grave que jamás haya tomado en mi vida"- después de gran reflexión y meses de oración. Consciente de que muchas de sus supuestas revelaciones estaban bajo "secreto pontificio", se justificó al afirmar que "la finalidad del secreto, también pontificio, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no encubrir y convertirse en cómplice de crímenes cometidos por algunos de sus miembros".
Finalmente, Viganò lanzó un especial llamado al cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos, para que "rinda testimonio a la verdad". El exnuncio dijo que al principio del pontificado de Francisco el cardenal Ouellet estaba de su lado, pero que luego cedió y se rindió cuando "su trabajo se vio comprometido porque la presentación para los nombramientos episcopales de parte de dos amigos homosexuales de su dicasterio pasaba directamente al Papa, puenteándolo".
"Eminencia, antes de que partiera para Washington usted me habló de las sanciones de Benedicto en contra de McCarrick. Usted tiene a su completa disposición los documentos más importantes que incriminan a McCarrick y a muchos en la curia que lo encubrieron. Eminencia, le pido calurosamente que quiera rendir testimonio de la verdad". añadió.
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